Política

Democracia angelical

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Salvo en el mundo de la ficción, un INE nuevo, como parecen imaginarlo López Obrador, Salgado Macedonio y Mario Delgado, no puede ser muy diferente de lo que hay. Con reglas. Decididas por los legisladores. Con la aprobación de las partes en juego. Con ensayos y errores. Con nuevos ensayos y nuevos errores. Con inútiles cambios de nombre. Con razones para aumentarle el presupuesto. Con razones para disminuirlo. Con grados diversos de centralización, todos polémicos según las circunstancias. Con mucho que cambiarle: habrá siempre acuerdos débiles, reglas que resuelven problemas específicos pero que al mismo tiempo crean otros, sofisticaciones que parecen necesarias y que luego entorpecen el juego entero porque resulta sofisticado en exceso.

Uno se pregunta cuál podrá ser la democracia que pasa por la cabeza del Presidente y la de los suyos cuando descalifican al INE y al Tribunal Electoral por haber tomado una decisión contraria a los intereses de Morena. Uno se lo pregunta, porque los descalifican en el nombre mismo de la democracia.

Los descalifican porque aplicaron unas reglas del juego, las reglas de presentación de gastos de precampaña, tal vez exageradas para este caso pero que fueron hechas, entre otras cosas, para evitar que los caudales provenientes del narco terminen elegantemente imponiendo candidaturas a billetazos. Precaución que tiene sentido. Y que lo perdería por completo si las tales reglas se aplicaran a veces sí y a veces no, como pasa con cualquier norma.

Los descalifican no porque se hayan saltado algún procedimiento ni porque opinen que las reglas aplicadas deban cambiar y entonces deberían descalificar al Congreso. No. Los acusan llanamente de antidemocráticos. De ser del viejo régimen.

Los descalifican por dar “un golpe a la democracia, porque la democracia es respetar la voluntad del pueblo”, pues “en la democracia es el pueblo el que decide, el pueblo es el que manda”.

Uno se pregunta entonces cómo le harán para saber, en medio de tantas decisiones, qué es lo que el pueblo ha determinado y cómo podrán garantizar que sea el pueblo el que manda. ¿Los votos se cuentan solos? ¿Entra a la boleta el que quiere y en automático? ¿Entra a la casilla el que quiere y dónde quiere?

Desde el poder y su partido dicen soñar y hacen soñar con una democracia pura y clara, incorpórea, en la que por supuesto no creen. Angelical: esa es la democracia que pasa por su cabeza. La crean a partir de experimentos ingenuos no repetibles y menos aún generalizables, como aquel de levantar la mano en un grupo pequeño para definir la política nacional ante el entonces presidente Trump o para revocar el proyecto de un tren que no es Maya. O descalificando al que les estorbe.

En una democracia angelical, los que se oponen son necesariamente diabólicos. Y al diablo, por qué no, se le puede perseguir hasta en su domicilio particular.

O nada. Tal vez exagero y solo hacen campaña y se meten, como se han metido otros desde el poder, cada cual a su estilo, y todo quedará olvidado después de la primera semana de junio, dependiendo de los resultados. Solo que este estilo deja lastimadas las instituciones y éstas no se construyen con palabras simples.


LuiPetersen Farah

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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