Política

Antes de que empiecen las campañas

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Las identidades partidarias se esfumaron. El PRI y el PAN agonizan desde 2018. El PRD es ya un cadáver. Si están juntos es solo porque ninguno tiene algo qué ofrecer.

Los partidos son ahora marcas huecas, unidas por un “anti”, simplón y exagerado, que no aporta ni una idea nueva al México que ya era insostenible antes de 2018. Y que estaba bajo su cuidado.

Este juego opositor, desde antes de su matrimonio electoral, nada ha logrado plantear para los votantes, más allá de acelerarlos y reafirmarlos en las posturas en que ya estaban. Pero un voto acelerado no cuenta más que un voto.

Morena tampoco tiene mucho qué decir: aquí es una cosa, allá es otra. También acaba acelerando ciudadanos. Discutir quién empezó es no salirse de este tablero de renuncia a tomas de postura más racionales y abiertas a que el debate produzca algo diferente.

Antes de que empiecen las campañas hay que decir que estamos muy lejos de ser llamados a un voto razonado. Y no se trata de exagerar. De veras, nadie está esperando un voto con niveles de posgrado, ni cantar “...un politólogo en cada hijo te dio”. Pero sí podemos esperar, deberíamos esperar, un voto individual por el país que se prefiere, por lo que debería ser México y sus estados según cada votante. Un voto que exprese las salidas que cada cual ve para todos los mexicanos.

Antes de que empiecen las campañas hay que decir que si hay algo que las hace diferente esta vez es la pandemia. No solo por la dificultad de hacer proselitismo desde afuera, con sana distancia y cubrebocas, en medio de la polémica escasez de vacunas. Hay otra cosa: el virus, la cercanía con la muerte, con el dolor, con la impotencia, nos puso a todos en una situación límite. Claro que para algunos es una situación de alerta para el agandalle, pero para otros es un disparador que invita a dar una pensada a la propia circunstancia, a lo que buscamos, a la manera como nos relacionamos y como nos enfrentamos a nuestras vidas. La situación límite (un concepto ya centenario del existencialismo de Jaspers), nos arranca y aleja de nuestros modos habituales de entender las cosas.

Es una oportunidad para darle su lugar al pensamiento también en la política. A lo mejor tiene más eco esta vez una campaña que apele a formas más razonables y solidarias de tomar decisiones, más cercanas a la simple comprensión humana. Y un voto que apueste por políticos más responsables... A lo mejor ahora hay más gente que le quiere dar una pensada.

Los partidos dejaron de ser un aval para sus candidatos. Tenemos que aprender a votar de forma crítica y solo por las personas. Las dos cosas. Y la única forma de aprender a ejercer un voto razonado es estableciendo una relación razonada con los candidatos.

Vencer el voto visceral, el voto del enojo o del “a ver qué me toca” es el gran reto de largo plazo de las democracias. Es el reto de la democracia mexicana, si es que no queremos darla por muerta en un rato más. Que el votante exija la sensatez del votado. Que el votado haga comprensible y deseable la sensatez del votante.

Claro que esto puede parecer menos apasionado y a algunos incluso resultarles aburrido. Todos tenemos derecho a divertirnos, pero, oigan, para eso tenemos ferias.

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Luis Petersen Farah
  • Luis Petersen Farah
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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