El Santos no mereció perder ante Necaxa. La reacción que el equipo tuvo fue de gran mérito y Aldo López nos sorprendió a todos con sus dos goles.
Desgraciadamente el Santos todavía tiene muchos cortos circuitos que no logra erradicar. Aunado a eso, carga con una suerte verdaderamente maldita.
La cara de Fernando Ortiz lo dice todo: un hombre que lleva sobre sus espaldas el peso del mundo. Sí, de ese mundo de miles de santistas que han visto cómo uno de sus grandes amores, su equipo, ha caído en desgracia.
Pero esta vez Ortiz puede estar un poco tranquilo, porque su equipo ya no fue un mero cheque al portador. El Santos peleó bien y jugó bien.
En mi artículo anterior escribí: Ortiz tiene claro que con el actual plantel del Santos no se puede aspirar a mucho.
Él lo sabe, pero tiene que ser 100% institucional.
Nadie dudamos de que trabajará y buscará encontrar la solución. Pero la pregunta es ¿tiene solución este equipo?.
Es como esas relaciones amorosas tóxicas donde las parejas pelean, se separan y después regresan: se reconcilian pero el encanto dura muy poco porque, otra vez, vuelven a pelear y a separarse.
Un círculo vicioso patético… Pues bien, hasta las relaciones más toxicas se han salvado. Muchas cosas que en la vida parecían no tener solución, la tuvieron.
El Santos, jugando como jugó ante Necaxa, podría encontrar luz al final del túnel.
El contexto sigue siendo grave, pero el equipo, aunque siga en estado de coma, ya mostró algo de signos vitales.
En este torneo hay equipos que anteriormente estaban destinados al fracaso total, como Juárez o Mazatlán.
Pero en el presente no están jugando mal. Es más, Juárez está jugando muy bien y puede aspirar a algo más que sus eternos fracasos.
¿Por qué menciono esto? Porque es un claro ejemplo de que todo tiene solución y tarde o temprano las cosas mejoran.
Siempre, siempre, las cosas van a empeorar antes de mejorar.
Y el Santos, siento, ya pasó por lo peor; ahora debe venir la mejoría.
No sé si significativa, pero mejoría al fin y al cabo.
Y dentro de tanto fango, apareció Barticciotto, un delantero con potencia que, guardada la inmensa proporción, tiene un poco de Matías Vuoso: aguerrido, con carácter, enjundioso y con buenas ideas en su cabeza.
Tanto él como Jordan Carillo deben ser titulares, siempre.
Toca visitar a un Mazatlán nada fácil para, después, intentar darle una alegría a la afición en casa ante Cruz Azul.