Sucedió: el Santos tumbó al invicto, el Santos tumbó al equipo que mejor venía jugando en la Liga MX, el Santos tumbó al León.
El Santos fue, de principio a fin, muy superior a un equipo que venía jugando demasiado bien.
Un León comandado por un James Rodríguez a quien no le fue suficiente su magia para evitar que su equipo sucumbiera en el Territorio Santos Modelo.
La victoria del Santos es una inyección anímica de tal magnitud que bien se puede afirmar que el Santos ha despertado. El Santos está de regreso.
El equipo de Fernando Ortiz, desde el partido ante el Atlas y pasando por Monterrey, ha encontrado ya el futbol.
El Santos ha encontrado circuito y sentido entre sus líneas, existe entendimiento y los laguneros ya producen futbol, buen futbol. Victoria más que merecida.
La afición se dio cita en el Corona desde temprana hora y lo llenó. Como en los viejos tiempos, como en el viejo Corona.
Un gran lleno con el aliciente de poder ver a James Rodríguez, pero con el plus de la esperanza que significaba, dada la mejoría futbolística, la posibilidad de arrebatarle los tres puntos al invicto.
La afición cumplió, hizo lo suyo y el Santos los recompensó con un triunfo tan valioso como genuino.
La esperanzas se vinieron ciertamente abajo cuando, para el segundo tiempo, ya no salió al campo Barticciotto (se lastimó).
Pero el equipo se fajó y no generó ningún corto circuito.
Al contrario, el Santos consiguió alterar todo el sistema nervioso del León y remontó un marcador adverso.
¿Acaso no es maravilloso ver el TSM lleno? ¿Acaso no es hermosa la comunión que genera el Santos para con su región y sus ciudades hermanas?
El ambiente en el Corona fue de los más lindos que podamos recordar en mucho tiempo.
Como hacía mucho no sucedía, equipo y afición fueron uno: un binomio indivisible.
Es claro que el Santos todavía le debe mucho a su lastimada afición, pero lo de ayer fue un buen comienzo para hacerse perdonar.
El Santos ha dado un golpe sobre la mesa con el puño cerrado y confirma su despertar.
Aquel equipo malo y que daba lástima ha desaparecido para darle paso a uno que está empezando a tratar bien al balón.
Todo lo malo que había venido sucediendo, todas las desgracias y tristezas, se olvidaron ayer, aunque sea por una noche.
El domingo la Laguna se fue a dormir feliz, contenta y victoriosa. Hoy todos los santistas deben sentirse orgullosos de su equipo.
No hay nada que reprochar. Felicidades por el gran triunfo.