Durante décadas ha existido la tendencia a realizar estudios enfocados a las problemáticas más atenuantes en las sociedades modernas, llegando al punto donde esas investigaciones han establecido un margen que pareciese no debe ser rebasado o contradicho.
Por ejemplo, la sociología ha tendido a olvidar el estudio del deporte, y cuando se ha intentado, no se cuenta con el nivel de análisis necesario para construir un estudio significativo, profundo y relevante.
Probablemente se deba a que el deporte no tiene cabida en las temáticas medulares de la sociología.
Mucho de lo que se ha estudiado sobre el deporte se centra en problemas muy específicos de la educación y cultura física, sin establecer conexiones sociales más amplias para el análisis.
No es complicado descubrir las razones del descuido en que se ha tenido al deporte, ya que desde sus inicios, la sociología se centró en temas de estudio como la religión, política, economía o la división del trabajo, pero no se previó que con el paso del tiempo surgirían nuevas tendencias con las cuales el hombre se identificaría social y psicológicamente con los demás miembros de su sociedad.
Así pues, el deporte no se consideró como uno de los temas sociales serios durante la época en la que se estaban definiendo los perfiles básicos de la sociología moderna.
La sociología debe de ocuparse, como ciencia, de las sociedades en todos sus aspectos, pero los estudiosos de hoy se apegan demasiado a campos que sólo son válidos para ellos, ya que los supuestos “caminos o criterios establecidos” que los rigen, restringen su campo de visión a un margen estrecho de actividades sociales.
Por supuesto, una consecuencia de ello, ha sido el olvido del deporte.
Los estudios se han limitado a los aspectos “serios”, a lo racional de la vida, en donde la diversión, el placer, las emociones, el ocio y las tendencias irracionales e inconscientes de hombres, mujeres y niños, reciben muy poca atención en las teorías e investigaciones.
No debemos olvidar que existe una relación masiva del deporte con todos los entes existentes, debido a la manera en que influye a la sociedad en la mayoría de sus campos, ya sean políticos, empresariales, comerciales o publicitarios.