La pobreza es pensada por los mexicanos con ánimo fatalista. Cómo si fuese una situación insuperable; parte del ser mexicano, cual destino imbatible.
Los números, también, no son halagüeños.
En 1983, con José López Portillo, “5 de cada 10 mexicanos eran pobres (53%).
En 2018 -35 años más tarde-, al final de Enrique Peña Nieto, 4 de cada 10 mexicanos yacían en pobreza (41.9%)”.
¿Dónde quedaron las políticas públicas y los programas sociales -durante casi 4 décadas- para combatir la pobreza? La pregunta duele, en serio, porque en “seis sexenios -cuatro priistas y dos panistas (de López Portillo a Felipe Calderón)- la pobreza descendió, en promedio, a un ritmo de 1.85 por sexenio”.
En 2018, como brutal contraste, en la lista global de los 2 mil 200 Billonarios de Forbes, aparecían Carlos Slim en el lugar 7; Germán Larrea en el 72; Alberto Bailleres en el 143; Eva Gonda de Rivera en el 222 con Ricardo Salinas Pliego en el mismo lugar.
Ese mismo año, arribaba Andrés Manuel López Obrador al poder con el bastón de mando conferido por 68 pueblos indígenas y una consigna puntual: “primero los pobres”.
¿Qué ha hecho Andrés Manuel para honrar ese compromiso?
Primero, la retórica. El 11 de agosto, López Obrador declaró: “Hay menos pobreza y menos desigualdad en nuestro país, esto es un gran logro”.
Segundo los números del organismo que mide la pobreza en México: el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL): Entre 2018 y 2020, la población en situación de pobreza aumentó de 41.9% a 43.9%; pero bajó en 2022 a 39.6%.
La reducción favoreció a más de 5 millones de mexicanos para “abandonar la pobreza multidimensional” entendida ésta, como insuficiencia por ingresos y con carencias sociales y alimentarias. (Continuará)
Nota: El autor es Director General del ICAI. Sus puntos de vista no representan los de la institución.