¿Cuál fue la respuesta de AMLO y la 4T a esa realidad de las mujeres? Cerró las estancias infantiles. Negó el apoyo médico a los niños con cáncer.
Eliminó el presupuesto para los Refugios de Víctimas de Violencia. Aseguró que la mayoría de las llamadas por violencia doméstica eran falsas.
Nunca aterrizó una política para prevenir feminicidios. Justificó el alza de feminicidios por un cambio en la metodología para cuantificarlos. Acusó a los colectivos feministas de ser conservadores.
Defendió la candidatura de Félix Salgado Macedonio a la gubernatura de Guerrero- a pesar de tener 6 denuncias por violación.
¿Protegen desde el Estado, AMLO y la 4T, a la mujer mexicana? No. ¿La incluyen de manera protagónica en su visión transformadora? Tampoco.
Si es así, ¿porqué los políticos de la oposición -hombres y mujeres- no encarnan su oferta política con una perspectiva de género?
¿Acaso no entienden que, por razones cuantitativas y cualitativas, la mujer mexicana está destinada a ser el fiel de la balanza el próximo 6 de junio?
La respuesta es triste pero justa: su consciencia patriarcal y la de sus respectivos partidos, les impide dos cosas: entender esa realidad que pone en riesgo la supervivencia cotidiana de las mujeres y asumir -desde su corazón e inteligencia- esa agenda que podría catapultar su victoria el próximo 6 de junio.
Esa es la razón por la cual, su oferta electoral no tiene un corazón pletórico de real esperanza.
Sabe a lo mismo de siempre: a una demagogia abrazada a la nada.