Continúa la conversación de WhatsApp.
Panista resentido (PR): Figúrate que Jorge forzó el regreso “de mil 300 trabajadores municipales en plena Fase 3 de la emergencia”.
Yo: ¡No chingues!
PR: Con ese talante de rebelde sin causa de los 50s, retó a la mismísima muerte de él y sus trabajadores- porque recibió a cada uno en la puerta de la presidencia y sin sana distancia, los saludó y les entregó gel antibacterial.
Yo: ¡No!
PR: Pero le valía madre porque traía colgada en su cuello la estampita de ¡Détente! Jajaja.
Yo: ¿Recorrió sin Susana Distancia el mercado Alianza para repartir 2 mil cubrebocas entre los locatarios?
PR: Se la bañó.
Yo: ¿Se opuso a los filtros sanitarios en las entradas a Gómez?
PR: Si, porque asegura que “los filtros solo molestan, y el virus no se contagia de carro a carro”.
Yo: ¿Cómo? Si es una estrategia de los gobernadores de Durango, Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas que ha sido efectiva en reducir contagios.
PR: Exacto. Ahora si entiendes porque se embetunó la cara de negro para aparecer en el video de los negros (sic) cargando el ataúd.
Yo: Pos’ si.
PR: Ese es el tamaño del instinto de muerte de Zermeño. Le vale madre la gente. Es él y su hueco protagonismo. Nomás.
Yo: Me enteré que al tercer día del regreso de los trabajadores municipales, uno resultó positivo.
PR: Si. ¿Te imaginas la cantidad de personas con las cuales tuvo contacto en la Presidencia?
Yo: No. ¿Es verdad que Jorge lo regresó a su casa y le prohibió dar declaraciones a la prensa?
PR: Si, pero la noticia se filtró. Para entonces, la esposa del trabajador ya estaba infectada.
Yo: ¿Qué hizo la Presidencia?
PR: Emitió un comunicado con el nombre completo del infectado, violando así su derecho a la privacidad.
Yo: ¡Increíble!
PR: ¡Pérate! Al día siguiente Jorge prohibió a la Secretaria Estatal de Salud el acceso a la Presidencia para que la sanitizara.
Yo: ¡No me chingues! Zermeño resultó ser una combinación letal con su actitud de rebelde de los años 50s, su desarrollado instinto de muerte y su valemadrismo por la gente.
