Sí los votos priistas fueron una mezcolanza de votos útiles -mayormente panistas- y de la estructura tricolor; ¿qué debe hacer el PRI para ganar la revocación de mandato en 2022 y la gubernatura en 2023?
Con su disciplina y prudencia, el gobernador Miguel Riquelme debe reforzar su liderazgo en tres dimensiones paralelas: en la Alianza Federalista, para impulsar el nuevo Pacto Fiscal pero sin balcanizar México.
En su partido, para evitar la capitulación oportunista de su cúpula ante AMLO; y en Coahuila, para reforzar los indicadores en empleo, inversión, seguridad pública y gobernabilidad.
¿Qué harían los alcaldes electos en Saltillo, Torreón, Ramos Arizpe y Piedras Negras para cimentar electoralmente el trabajo de Riquelme? ¿Cómo sumarían el voto útil panista de clase media y alta para 2022 y 2023?
Tiempo no tienen; toman posesión la primera semana de diciembre de 2021, cuando en marzo 2022 será la revocación de mandato que definirá la permanencia de AMLO.
Por ello, en los tres meses previos a marzo sentarían las bases de un gobierno que ponga al ciudadano como protagonista de la gestión gubernamental.
Cuatro son las tareas: Elaborar una amplia y profunda consulta pública para diseñar el plan municipal.
Utilizar el presupuesto participativo -o ciudadanizado- para fijar las prioridades de dicho plan. Integrar comités ciudadanos -capacitados e incluyentes- para transparentar y rendir cuentas en áreas vertebrales de la municipalidad; seguridad pública, obras públicas, desarrollo urbano, etcétera. Y armar una estructura ciudadana en las colonias de clase media y alta.
Sí estos cuatro alcaldes electos optan por la simulación, perderán el voto útil panista y, con éste, la revocación de mandato en 2022 y la gubernatura en 2023. Pues, con la pura estructura tricolor no ganan.
Por ello, no le hagan al “Juan Camaney” y sigan el ejemplo de su jefe político Miguel Riquelme, para que extraigan de su trabajo la rentabilidad política máxima.
Y, con ello, hagan crecer las posibilidades de derrotar a Morena en 2022 y 2023.