Política

Una marcha para dividir al país

En lugar de unificarnos.

El 13 de noviembre, en varias ciudades del país, marcharon ciudadanos que, en ejercicio de su libertad de expresión y de libre tránsito, hicieron una manifestación de desacuerdo con el gobierno federal, por querer cambiar una ley, la del INE, que ha probado ser buena para el país y que su abolición terminaría con nuestra novel democracia.

En esa marcha participaron numerosas personas en uso de sus garantías individuales; unos en carro, otros caminando y algunos se pusieron de acuerdo para ir en grupo. En fin, se juntaron,a pesar de que todos los medios del gobierno federal la minimizaron; y los medios de comunicación son variables, en su apreciación numérica, porque no hay todavía un buen sistema informático que cuente a los participantes en una actividad como esa. Pero la verdad es que fueron muchos a protestar por algo en lo que no están de acuerdo y así se cumplió una obligación moral.

En respuesta a esa marcha, para el domingo 27 de noviembre, el gobierno federal y el Presidente en particular, están convocando a una macromarcha, en uso de todos los recursos que tiene el partido dominante y el gobierno, con camiones, carros, acarreos de gente, alimentación, bebidas para lograr la hidratación y transporte, y así se convierta la marcha en una fiesta que no alimenta lo que es la obligación de un Presidente, que es cumplir con los postulados de la Constitución y con los elementos básicos de unificar al país y no dividirlo. Solo eso justifica su existencia.

En algunas partes del mundo, si un funcionario público presume lo que está haciendo, cualquiera que sea su rango, se le multa. Porque no se debe presumir algo que es su obligación y que se le paga por ello, no solo financieramente, sino que también se le da la oportunidad de servir y de sentirse importante, de ejercer el poder, de aumentar su autoestima y de generar su narciso subconsciente y también proveerlo de nuevas áreas de nutrición de su soberbia.

Sin embargo, aquí la marcha es una muestra de músculo y de fuerza y no tiene justificación alguna, porque lo único que es obligación del Presidente es informar al país, a través de sus representantes, que fueron electos por mayoría institucional. Entonces, esa marcha no tiene razón de ser y menos si el objetivo es la polarización y no la conciliación, que es fundamental para preservar la paz interior y proteger la soberanía de nuestra nación.

Bajo las premisas antes descritas, se puede concluir que esta marcha tiene un carácter partidista, con un objetivo muy claro, que es conservar el poder. Y es que, como decía don Alfonso Martínez, que en paz descanse, el poder es como una droga y las drogas ocasionan enfermedades progresivas, crónicas e incurables, que frecuentemente conducen a la muerte natural o política.

Y en el caso delpoder político, la historia ha enseñado que mientras más subes, más dura es la caída, porque los ciclos históricos no se pueden curar con LA DROGADICCIÓN SOCIAL.

DESCARTES: PIENSO, LUEGO EXISTO…Yo he vivido muchas marchas, que se han organizado para enseñar el poder. Pero nunca he visto una para enseñar la capacidad de conciliar, unir intereses, comprender al contrario, perdonarlo y darle las recetas positivas de la vida, que no son odio ni polarización, ni el poder por el poder mismo.

Luis Eugenio Todd


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