Grupo sin nivel académico.
La Facultad de Medicina de la UANL es una institución seria y su historia lo confirma, pues desde su nacimiento, iniciado por Gonzalitos en 1859, ha sido fundamental su presencia para la importante misión de la práctica médica.
Obviamente que ha tenido algunas interrupciones derivadas de movimientos políticos nacionales, pero la filosofía de la misma protege cualquier crítica frívola, como la que algunos medios quieren hacer en la actualidad, por una mínima manifestación estudiantil que, en forma absurda, cerraron algunas calles aledañas al hospital Universitario, que nació a mediados del siglo pasado y que es sin duda la institución más importante en servicio hospitalario.
Lo anterior es porque, dada la evaluación que se le ha hecho, es el mejor hospital general del país, en función de la formación y posgrado de sus profesores, siendo la primera institución que está integrada a una universidad.
Me llama la atención que algunos estudiantes, de segundo año, protesten por una situación intrascendente, puesto que regular la calificación de la práctica, con la teoría, es básico en el arte-ciencia de practicar la más humanista de las actitudes, que es la de curar, consolar, aliviar y comprender las enfermedades agudas y crónicas.
Es entonces irracional que algunos medios quieren hacer de estas pequeñas desavenencias un problema político, serio y además le dan difusión, y alguno de ellos quiere contaminar hasta al rector, que cumple una misión mucho más amplia: ser el responsable jurídico y activo presidente del Consejo Universitario, que representa a un sinnúmero de carreras, entre ellas la de la práctica médica.
Lo anterior me preocupa porque hay quienes, al menor atisbo de diferencias, magnifican los procesos y debilitan la muy buena imagen que tiene la institución y que se fortalece por su acervo académico y su humanismo de servicios hacia la sociedad.
La excusa de estos jóvenes, a los que alguien les sugirió salir a la calle, lo cual es una mezquindad que ya se resolvió neutralizando las preocupaciones, pues se utiliza un método analítico para promediar la práctica con la teoría, lo que nació para proteger a los alumnos y darle al fenómeno de la praxis una importancia semejante a la de la enseñanza teórica.
Como este asunto ya se resolvió, según me informaron, ya no hay razón para que algunos medios, que siempre quieren interpretar conflictos, para así producir una mayor venta de su producto, toquen un instrumento tan delicado como es la formación médica, cuyo marco ético debe ser excelso y la política del poder no debe tener injerencia alguna en la enseñanza y el ejercicio de la medicina, sobre todo si se trata de una de las mejores instituciones del país en ese rubro.
Por todo lo aquí señalado, seguramente este pequeño movimiento ha sido generado por alguna fantasía o interés político superficial, pues la Facultad de Medicina de la UANL tiene más de 40 años de tener directivos que la han puesto en un nivel de excelencia, y para quienes conocemos su historia, ese cambio tan positivo que han generado las autoridades recientes, se han inspirado en una filosofía positiva para ejercer la bella función de dar y servir, que tiene la medicina.
Descartes: Pienso, luego existo… La política no debe ingresar al saber médico, pues el poder contamina la esencia del servir, que es el fundamento de una facultad y de un hospital, del que yo opino, porque lo conozco perfectamente.
Luis Eugenio Todd