Recuperación del tiempo perdido.
Utilizando el famoso libro de Marcel Proust En busca del tiempo perdido, yo me pregunto cuándo será el regreso a clases, bajo la base de que la CNTE, que parece que es la que manda, no quiere regresar hasta que le den una serie de concesiones, como siempre, fuera de toda seriedad. Sin embargo, lo que nos debe preocupar es que esa búsqueda del tiempo perdido no va a ser fácil, porque la educación virtual en niños, ya lo hemos dicho muchas veces, no funciona y solo lo hace en adolescentes o adultos.
Por eso será difícil recuperar currículos ya previamente sobrepasados y tendrán que buscarse nuevas fórmulas, porque no veo soluciones concretas a este terrible problema de hipotecar la ignorancia de nuestros hijos.
Yo pienso que una fórmula de recuperación es que se disminuya el número de materias y se profundice en la enseñanza de las matemáticas y el método para pensar y deducir, o sea, la lógica, y se dé importancia a la lectoescritura y sobre todo, a que esa lectura sea comprendida, porque frecuentemente se lee y después, cuando uno le pregunta al niño qué leyó, no puede contestar.
Profundizar en estas dos materias y también ahondar en el inglés y en el uso de la informática, sería básico para acelerar el regreso, evitando el cumplimiento de los currículos tradicionales, que son muy complejos y que en realidad se olvidan rápidamente. Esto es lo que se está haciendo en algunos países europeos, en donde con mucho cuidado regresan a clases, aunque algunos tienen que volver a cerrarlas, pero fortalecen las materias que son fundamentales. Si hacemos eso, podremos recuperar algo del tiempo y no sufrir las consecuencias terribles del regreso a la ignorancia, que ha sido factor de pobreza permanente en nuestro país.
La atención a la salud, el aislamiento parcial y la vacunación de los maestros son fundamentales. Pero también hay que insistir en la
práctica del deporte, que en sí mismo es una terapéutica que
aliviará la problemática psicológica adquirida.
Descartes: Pienso, luego existo… Para poder planear los nuevos programas se requiere saber cómo estamos. Por eso, no es lógico cancelar la prueba PISA que se ha hecho durante muchos años y que es útil para el diagnóstico de dónde estamos y qué debemos hacer.
Luis Eugenio Todd