Guardar las formas, como ejemplo.
En estos días empiezan las campañas políticas para gobernador, alcaldes, diputados, etcétera, y yo observo que en algunos elementos hay mucha agresividad y además cierto grado de insultos y en la locura de la juventud utópica y del uso incorrecto del nombre, algunos culpan a otros de su propia acción ante el destino electoral. También se habla de guerra sucia, que implica una serie de acciones que no son ejemplares, en un país que apenas tiene 20 años de ser verdaderamente creyente del proceso electoral.
Todas esas actitudes son una mala educación para nuestros hijos y jóvenes, porque muestran la servidumbre humana, no la democracia como método idóneo para gobernar a un gran país o un gran estado.
Esto me produce intranquilidad, porque a lo largo de mi vida siempre he pensado que se puede hacer una campaña en forma alegre, festiva, sin necesidad de acudir a subterfugios, insultos, involucración familiar y sobre todo el aprovechamiento de las deslealtades de otros funcionarios que brincan de un partido a otro por interés propio, de eso no me queda duda, no por servir a la nación.
Yo creo que tenemos una responsabilidad para con nuestros hijos, que pronto llegarán a votar, y que debe ser mostrarles que el ser humano, al elegir sus líderes, tiene que pensar en los altos valores de la ética y en la moral pública, y no solo en el deseo irreflexivo y patológico de llegar al poder por el poder mismo.
Hago estas observaciones porque veo síntomas de descomposición, acusaciones sin fundamento, además de querer silenciar la libertad de expresión y seguir el ejemplo del Presidente, en lo político, lo que es malo en la realidad.
Nuevo León siempre ha sido una excepción. Ojalá continuemos dando un buen ejemplo y no una triste muestra de lo peor de la naturaleza humana, como está sucediendo en algunos candidatos.
Descartes: Pienso, luego existo… Propuestas, no insultos. Respeto y ejemplo y algo de escrúpulos, porque al fin todo pasa, todo muere y es mejor quedarte con un buen recuerdo.
