Es increíble la aprehensión del general Cienfuegos.
Yo quiero mucho a mi país, con todos sus defectos y virtudes, porque tiene, como me dijo un embajador de Brasil, una dosis de potencia cultural que no tiene ninguna otra nación en el continente americano. Quizá esa sea nuestra salvación.
Sin embargo, la pandemia ha levantado la sábana de nuestros defectos. Por un lado apresan al general Salvador Cienfuegos, ex secretario de la Defensa Nacional, por acusaciones de narcotráfico. Eso es un insulto a nuestro Ejército, que siempre ha sido tranquilo y ha protegido la soberanía nacional.
Por otro lado, la presidencia está en confrontación directa con la prensa y con múltiples sectores de la sociedad. Eso tampoco había sucedido, porque el presidente mandaba; y ahora nadie manda, pero todos se pelean entre sí. Basta ver la publicación de las simpatías periodísticas que hizo el Presidente de todos los mexicanos.
También la pandemia nos mostró que tenemos un sistema de salud muy débil y que no es culpa de los anteriores, como quieren hacerlo saber, en todos los casos. Es responsabilidad de que no tenemos ciencia y tecnología propia, que nos permita una auténtica salud moderna, con tecnología, comunicación, robótica y todo lo que es la inteligencia artificial. Nosotros estamos retrasados y ahora lo estamos sufriendo. Valga el ejemplo de las vacunas.
Ojalá la solución exista y no tengamos que dejar morir a 80 mil gentes para seguir todos los días proclamando, como si fuera un éxito, ese tremendo error y para ser justos, los encargados del tema deberían renunciar y dejar en otras manos, como el caso del doctor Julio Frenk, que tiene mucha experiencia y prestigio, la oportunidad de asesorar y no cerrarse en una interminable presentación de datos que a nadie le importan, porque lo que importa es la muerte y la enfermedad.
Descartes: Pienso, luego existo… Yo creo que es tiempo para cambiar de personajes y hacerlo en beneficio de la nación, no por razones políticas.
