La última entrega de la franquicia de los X-Men deja un sabor agridulce para los fanáticos de los mutantes, pero a la vez una sensación de que por lo menos no fue tan mala y entretiene por casi las dos horas que tiene de duración.
¿Por qué? Muchos sabemos que representa la película número 12 de las cintas que abordan a los mutantes y que nos muestran un fuerte desgaste en la trama y un forzado cierre que difícilmente podría darse de otra manera.
Exponiendo esto, X-Men: Fénix Oscura cierra de manera decente a secas una serie de películas que contrastan entre sí. Luego de ver Apocalipsis (2016) y Logan (2017) queda claro que era mejor terminar ahí y pensar en un reinicio en el futuro, sin embargo al parecer quisieron explotar lo que ya se tenía hasta donde se pudieran.
Al final los resultados no fueron los esperados y la crítica especializada destrozó la película, pero tampoco parece el fin del mundo como lo fue ver la cinta X-Men: La batalla final (2006).
Aunque en ambas cintas se le dio el mayor protagonismo al personaje de Jean Gray que pierde el control de sus poderes y representa una amenaza no solamente para su equipo, sino el mundo entero, en esta ocasión, Sophie Turner le da vida a un personaje conflictuado que no raya tanto en lo irreal.
El resto del reparto que estamos acostumbrados a ver desde el 2011: James McAvoy (Charles Xavier), Michael Fassbender (Magneto) y Jennifer Lawrence (Mystic) cumplen un papel necesario para la historia, pero que deja mucho que desear y no causa el mismo impacto y arraigo como en las dos primeras películas en que participaron.
Sin embargo, si ya siguió las 11 películas que antecedieron a Fénix Oscura no puede perderse el cierre, aunque tampoco debe esperar que tenga lógica con la línea planteada desde el 2014 en Días del Futuro Pasado.
Para tomar en cuenta: el ciclo Ávidos lectores del Museo Arocena presentará mañana y el domingo la película: Más extraño que la ficción. Será a las 16:00 horas con entrada libre.