A todo el estado le conmocionó la noticia del triple feminicidio y un aborto forzado cometidos en Santiago Tulantepec. Aunque con la oportuna intervención de las autoridades correspondientes ya hay avances en la investigación, aún falta un largo camino por recorrer para que Yesenia, Guadalupe y Daniela, así como sus familias, alcance de la justicia.
El suceso tuvo evidente impacto en la población de las mujeres, quienes compartieron su indignación, así como sus emociones respecto a los lamentables hechos.
Como es natural de esperar, los sentimientos de incertidumbre también se hicieron presentes acompañados de la ruptura de la percepción de seguridad.
Habitar el territorio siendo mujer se vive distinto con un cambio así, con saber que a una de nosotras ha sido despojada de su derecho a vivir, de disfrutar de una familia, de decidir sobre el ejercicio de su maternidad.
Por eso es tan importante el debido actuar de las instituciones de gobierno, porque el acceso a la justicia de ellas nos fortalece a todas. Pero no la única forma de intervención que les corresponde.
La existencia de delitos así impacta significativamente a la salud mental y el bienestar de la población en general.
Lo que ocurrió con ellas nos duele y lastima a todas las personas del entorno, porque miembros amados de nuestra comunidad han sido arrebatados de manera cruel y abrupta.
Por eso es importante señalar el impacto que tiene un delito dentro de la sociedad, recordar cuán necesaria es la atención psicosocial y retomar los esfuerzos correspondientes.
De la misma manera, es por ello que la comunidad, las mujeres y la población en general, más allá de la indignación compartida, nos sumamos a la observación del proceso de justicia para ellas Yesenia, Guadalupe, Daniela y sus familias.
Por ellas y por todas mujeres hidalguenses, quienes deseamos gozar de nuestro derecho a una vida libre de violencia.
