El pasado 8 de junio fue el Día Mundial de los Océanos y, como tema medioambiental, suele tener poca visibilidad y entendimiento de su existencia. Fue designado en diciembre de 2008 por la Asamblea General de las Naciones Unidas para el reconocimiento de los océanos y la importancia de su protección. Sin embargo, la historia en favor de los océanos tiene antecedentes algunas décadas antes.
En 1982 se expuso a suscripción la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho al Mar; uno de los documentos más importantes en el rubro de manera internacional que marca hito por reconocer el derecho al mar. Establece que el Estado, a través de sus órganos de gobierno, tiene soberanía sobre el aprovechamiento de recursos, así como jurisdicción para la investigación científica y la protección y preservación del medio marino.
Se calcula que los océanos abarcan aproximadamente el 70% de la superficie de nuestro planeta y con dicha extensión aportan funciones de regulación climática en el resto de él. Está habitado por una enorme cantidad de especies, entre ellas, destaca la importancia del fitoplancton, organismos unicelulares que producen al menos el 50% del oxígeno de nuestra atmósfera. Pero la crisis por el medio ambiente también ha afectado a los océanos, retomando datos de la Organización de las Naciones Unidas, se leen dificultades con una alta presencia de contaminación de la que se estima que el 70% son residuos plásticos, una merma del 90 % de las especies marinas y el 50% de los arrecifes de coral que han tardado siglos en desarrollarse destruidos por consecuencia de la vida humana.
Los esfuerzos por el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible aún son insuficientes, sobre todo si no de dimensiona la alarma del problema en la protección de los océanos.
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