¿Existirán más peces que redes, más alimentos que armas? Hay una nostalgia en el ambiente, tal vez sea el calor que nos tiene prisioneros dentro de una burbuja de aire artificial.
El pavimento, las banquetas, las casas arden, cualquier esfuerzo nos cansa, sea la ola de calor, la canícula, el calentamiento global, y lo que se acumule.
Hemos depredado el planeta, las consecuencias ya están aquí presentes, el destino ya nos alcanzó.
Un amigo me dice, que existe un proyecto para sembrar árboles endémicos en los estacionamientos de las grandes cadenas de tiendas.
Me dio gusto escuchar su comentario, y de inmediato le enumeré las ceibas enormes que tumbaron enfrente del cementerio de la Trinidad, los palos de rosa, las palmeras, los 101 árboles de la Unidad Nacional entre eucaliptos, chico zapotes, mangos, y para rematar las 2.5 hectáreas de mangle de la Laguna del Carpintero.
Los talaron para esos estacionamientos, una paradoja constante. Imagino que desconocen la antigua fisonomía de la ciudad.
Ahora también compran casas con patios grandes para construir viviendas, uniformes. El mismo mecanismo, cierran todo con una lona negra, para ocultar su desmesura, tumban la construcción, talan los árboles y no pasa nada.
Por lo menos dejen un arbusto. ¿Es progreso, ambición, diseño? ¿Quién regula esos desarrollos?
El ritmo de los días con su redoblar de tambores, sigue, es necesario vivir para poder navegar.
Los espacios cibernéticos nos inundan de frases fugaces, que se envían sólo para estar ad hoc, busquemos transitar, decir adiós de tajo a los intereses personales, al ego, mutemos el YO por un nosotros sustentable.
Ir contra natura es suicidio, ya estamos viviendo las consecuencias de nuestros excesos.
En la literatura, novelas como Moby Dick de Herman Melville son ejemplos de que el hombre en su locura, ambiciona ganar al feroz monstruo de la naturaleza, quieren gloria y encuentran muerte:
‹‹Entonces volaron pájaros pequeños, chillando sobre el abismo aún abierto; una tétrica rompiente blanca golpeó contra sus bordes escarpados. Después todo se desplomó y el gran sudario del mar volvió a extenderse como desde hacía 5 mil años››.
¿Quiénes son los vencedores y los vencidos? En la lectura podremos encontrar respuestas. Carpe diem.