Cultura

La clase media no existe en la mente de AMLO

  • Columna de Laura Ibarra
  • La clase media no existe en la mente de AMLO
  • Laura Ibarra

Uno de los problemas importantes de este gobierno es la falta de políticas dirigidas a las clases medias. El problema del presidente es que en su mente sólo existe el pueblo y los ricos. En medio, sólo hay un vacío, que en ocasiones llena con supuestos enemigos: críticos, expertos, conservadores, etc. Con excepción de la política de seguridad, que está lejos de inspirar confianza, para las capas medias no hay nada.

¿En qué me baso para decirle eso? Simplemente en observar sus decisiones. En el Nuevo Aeropuerto Internacional de México, AMLO solo podía ver la corrupción de sus constructores, a los que colocó en las filas de la minoría rapaz, pero los usuarios que se verían afectados por la cancelación ni siquiera pasaron por su mente. Esos miles de clasemedieros, cansados de un aeropuerto saturado, simplemente no aparecieron en sus cálculos (si ya cambiar de terminal es un problema en vuelos de conexión, cambiar aeropuerto en una ciudad como la Ciudad de México va a estar en chino).

Igualmente, sus “consultas” ignoran olímpicamente a los clasemedieros, las mesas de votación se establecen en pueblos en los que tiene garantizado de antemano el apoyo popular.

La eficacia gubernamental que requiere la clase media en los innumerables trámites con el Gobierno Federal empeora a pasos agigantados ante los recortes de personal en la administración. Y los programas de apoyo a las PYMES ni siquiera existen, con la continuidad que el Gobierno Federal le ha dado a la asignación directa.

Para el Ejecutivo sólo existe un pueblo dispuesto siempre a vitorearlo, del cual se asume como su pastor. A él le habla y para él existe. “Del pueblo y para el pueblo” es la fórmula religiosa de la 4T. Pero, el pueblo y la clase media son grupos sociales con necesidades y objetivos de vida muy diferentes.

Creyente de un marxismo simple y primitivo, la conceptualización de la realidad social del presidente no deja sitio ni para la democracia ni para la clase media. Estos son conceptos que la vieja izquierda, como la que él representa, nunca ha hecho propios.

Pero, un modelo político que no apuesta a las clases medias está destinado al fracaso. ¿Por qué?

Por la simple razón de que la clase media es el motor económico de cualquier país. Sin ella, no hay crecimiento ni progreso. Se caracteriza por su extraordinaria heterogeneidad, pues en ella cabe el panadero, el pequeño empresario, el comerciante, el médico, el abogado, etc. Lo que todos tienen en común es su búsqueda permanente por una vida mejor.

Las luchas históricas de la clase media han sido por la libertad, la democracia y más recientemente por los derechos humanos.

Ella produce de manera determinante el PIB y su consumo mantiene con vida la circulación económica. Además, es la clase social que a través de sus impuestos llena las arcas de la Secretaría de Hacienda.

Esta clase no pide dádivas, como los apoyos económicos que AMLO busca darle al pueblo. Por el contrario, las desprecia. Su credo es aceptar la promesa del capitalismo de que quien trabaja, podrá gozar de una mejor vida. No pide dinero, sino simplemente que reproduzcan las condiciones que le den sentido a su trabajo. En palabras simples: que se fomente el empleo, que su dinero no se devalúe y que se fortalezcan las condiciones que le permiten el acenso social, como una buena educación.

Seguramente una enorme cantidad de clasemedieros votaron por AMLO, pero no se trata en general del voto duro de Morena. Una de las razones de su preferencia electoral provino de la ineficiencia de los partidos tradicionales y de argumentos que se resumen en la frase “era el menos peor”.

Parte de esta capa social todavía mantiene la expectativa de que con el nuevo gobierno le irá mejor. Pero la clase media es la más susceptible a cambiar de lealtades políticas, ante un panorama que no le asegure su supervivencia como clase. Si la economía no funciona ni crece, la clase media empezará a cambiar el humor de la opinión pública. En ella no funciona la eterna promesa del futuro paraíso próximo, lo suyo es la realidad que le permita dos cosas: trabajar y gozar el producto de su trabajo. Ahora.

La clase media políticamente exige resultados y pronto. Ante la frase “no se puede cambiar un país en un día” pone fecha de caducidad a su paciencia.

Cuando su descontento no logra manifestarse, la clase media prefiere la huida a los llamados nichos. Pero si su potencial es mayor, no dudará en expresar su protesta. Ningún gobierno en el mundo, con excepción del de Venezuela, excluye a la clase media. La razón es muy simple: es la gran generadora de riqueza, por lo tanto, la que aporta los recursos para los programas sociales.

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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