Política

Morena, las comparsas de la oposición, y el 2024

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Leo en Notivox una entrevista a Mario Delgado en la que afirma que las manifestaciones de inconformes “le hacen el juego a la derecha” y se “vuelven comparsas de la oposición”.

Me sorprende leer al Presidente de Morena insistir en que “o están con el movimiento o se vuelven comparsas de la derecha” cuando el movimiento ya existía mientras él como Senador del PRD andaba defendiendo la reforma educativa de Enrique Peña Nieto, en una época en la que el movimiento se organizaba para resistir a las reformas neoliberales de EPN.

Todo ello dicho por quien enfrenta serias acusaciones en medios de haber sido financiado por el empresario huachicolero Sergio Carmona, ejecutado en noviembre en San Pedro Garza García de dos tiros en la cabeza, y en cuyos aviones privados presuntamente habían viajado tanto Mario Delgado como cargos públicos y dirigentes estatales del partido en Tamaulipas.

Estos días, de declaraciones altisonantes y navajazos internos con vistas a 2024, releo a Albert Camus, quien escribió que “lo difícil, en efecto, es asistir a los extravíos de una revolución sin perder la fe en la necesidad de ésta”. Camus también decía que “para sacar de la decadencia de las revoluciones lecciones necesarias, es preciso sufrir con ellas. No alegrarse de esta decadencia”.

Yo agregaría que no solo es necesario sufrir con las revoluciones, o en este caso, procesos de transformación, sino que es necesario criticar las cosas que no están bien, como único camino para sostener, y en su caso, profundizar dichos procesos.

Se puede, y se debe por tanto, apostar firmemente por la reforma constitucional en materia eléctrica que está intentando llevar adelante el gobierno de López Obrador con la CFE a la cabeza, y al mismo tiempo criticar el reciente proceso interno en Pemex, totalmente alejado del objetivo inicial de abrir la mayor empresa pública del país a la democracia sindical.

Se puede apoyar firmemente la figura y liderazgo de Andrés Manuel en el revocatorio de mandato de abril y al mismo tiempo criticar el mecanismo de selección de candidaturas en Morena vía encuestas, sobre todo cuando las encuestas son patito y se utilizan para simular democracia en decisiones en lo oscurito.

Se puede pensar que Claudia es una buena Jefa de Gobierno y gestora de lo público, Marcelo un excelente Canciller y operador político gubernamental, y Monreal el mejor operador territorial que tiene el movimiento de cara a 2024, y al mismo tiempo criticar que el Gobierno de la Ciudad de México exponga a la población dándole ivermectina para enfrentar el COVID, que la política exterior tenga como uno de sus resultados la detención de más de 200.000 migrantes en 2021 (y deportación de 4.400 personas), o que la creación de una comisión en el Senado haya divido al grupo parlamentario de Morena.

Se puede trabajar para que Morena consolide una victoria territorial en las 6 elecciones estatales de junio (sobre todo en algunos estados tan complicados como Tamaulipas o Quintana Roo), y al mismo tiempo criticar que a pesar de los avances en seguridad llevemos 5 periodistas asesinados en 2022 (de los desaparecidos y sus familiares mejor no hablo porque no quiero que las lagrimas empañen esta columna).

La realidad es que después de junio es necesario abrir un proceso interno en un partido que lleva desde 2015 sin renovar su dirigencia nacional y dirigencias estatales mediante un Congreso ordinario, y en ese sentido saludo la Convención Nacional Morenista celebrada este fin de semana e impulsada por compañeros y compañeras muy valiosas como John Ackerman, Irma Eréndira Sandoval, Paco Ignacio Taibo o Jesusa Rodríguez, convención con la que no tengo que estar de acuerdo en todos sus acuerdos y exhortos (en realidad sí lo estoy en su inmensa mayoría) para sentirlos compañeros que reivindican una causa justa para salvar al partido.

Se puede, como dice Camus, sufrir con las cosas que, como en todo proceso de transformación, no se hacen bien. Se puede no solo sufrir, sino ser críticos y autocríticos con lo que no está bien con el objetivo de cambiar las cosas, sin que eso convierta a militantes comprometidos en comparsas de la derecha.

Al revés, se debe ser crítico y autocrítico con y desde el movimiento, eso no es lo que divide. El objetivo sigue siendo la unidad del movimiento, y la unidad de las y los pre candidatos en torno a un objetivo común: la victoria electoral en 2024 para continuar el proceso de transformación.

Nadie sobra, a la derecha le hace el juego quien miente, roba, traiciona, o viaja en aviones privados de huachicoleros, no la militancia de base.

Katu Arkonada

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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