A sus 20 años de vida, el sistema de Afore, aunque acertado en su concepción, presenta deficiencias importantes. Urge repararlo. Una de las ideas más interesantes es pasar las contribuciones de la subcuenta de vivienda que administra el Infonavit a la cuenta destinada a las pensiones que manejan las administradoras de fondos para el retiro, mejor conocidas como Afore.
Como están las cosas, bajo el sistema de contribuciones definidas de las Afore no alcanza el ahorro de los trabajadores para una pensión adecuada. Actualmente, entre los trabajadores (1.125 por ciento), los patrones (5.15 por ciento) y el gobierno (0.225 por ciento), las aportaciones para el retiro suman 6.5 por ciento del salario base. Con este monto se estima que un trabajador podrá contar únicamente con 30 por ciento de su salario final para su jubilación, una de las tasas de reemplazo más bajas de la OCDE.
La evidente solución es incrementar las aportaciones para así aumentar el ahorro y en consecuencia subir la tasa de reemplazo. Hasta aquí no debería haber mucha controversia. La pregunta es: ¿cómo?
Una propuesta que ha agarrado fuerza recientemente, y que el CEEY (institución en la que colaboro) impulsa, es la de pasar las aportaciones del Infonavit —las cuales suman 5 por ciento del sueldo de los trabajadores— a las Afore. Con esa contribución adicional las aportaciones para el retiro se incrementarían a 11.5 por ciento, una cantidad que permitiría recibir cerca de 50 por ciento del sueldo final en la jubilación.
Pero, ¿qué pasaría con el Infonavit?, ¿cómo le harían aquellos mexicanos que dependen del Instituto para comprar su casa? El argumento de fondo a favor de redireccionar los recursos es que el mercado privado puede cubrir gran parte de los créditos hipotecarios que otorga el Infonavit, incluso en mejores términos. De hecho, ya lo hace. Cuando se creó el Instituto, en 1972, no existían otras opciones hipotecarias para millones de mexicanos. Ahora sí.
Si el mercado puede cubrir gran parte del hueco en términos favorables, ¿por qué forzar a los trabajadores a que destinen 5 por ciento de su sueldo al Infonavit? ¿Por qué no darles la opción de asignarlo a su Afore, para mejorar las condiciones de su retiro o buscar otros usos como un seguro de desempleo?
Quienes están contra la reasignación de 5 por ciento sostienen, entre otras cosas, que la mayor parte de los derechohabientes de bajos recursos no tienen acceso a una hipoteca privada, por lo que sin el Infonavit no podrían adquirir una casa. Puede ser. Pero las crecientes opciones privadas y la necesidad de mejorar las pensiones obligan a replantear las contribuciones al Infonavit.