La conclusión de un amigo culto y con indudables habilidades para narrar fue contundente: “Es un bodrio”. Hablaba de la última de Tarantino, Había una vez en Hollywood. Sus razones son justamente de buen narrador: le gusta el cine donde se cuenta una historia a la manera de toda la vida, con ritmo y economía. Son buenas. Si tus gustos van por ahí, Tarantino no es lo tuyo.
Tarantino es un coctel de referencias cinematográficas, humor negro y esa capacidad única para convertir una anécdota mínima en una película extensa, armada con un barroquismo narrativo lleno de saltos, diálogos brillantes y una potencia visual hiperbólica, provocadora. Ese es el Tarantino de siempre, desde Reservoir Dogs y Pulp Fiction hasta Kill Bill, su tributo al cine de artes marciales, y desde Jackie Brown, un homenaje a la blaxplotation (Shaft), hasta A prueba de muerte, su relectura del cine de asesinos seriales. Y ese es el Tarantino de Había una vez…, que a partir de la amistad de un actor en decadencia y su doble y amigo del alma (Leonardo DiCaprio y Brad Pitt, geniales) hace una revisión al cine de finales de los 60 y vuelve a contar la historia monstruosa del asesinato de la actriz Sharon Tate a manos de la secta de Charles Manson, que prácticamente le puso fin al sueño hippie. Según se ha dicho, la película es un homenaje a la Tate, convertida en un personaje entrañable: inteligente, generosa, dulce, culta, como una Marilyn sesentera. Y es también otra cosa muy tarantiniana: una película, como dice la crítica Fernanda Solórzano, “revisionista”, en el mismo sentido que Bastardos sin gloria: invierte el final de la historia verdadera, la historia real.
La paradoja del cine de Tarantino es que combina un notable éxito en taquilla con exigencias fuertes para el espectador. En efecto, no solo hay que conocer el cine de esa época para disfrutar la peli, sino también la historia de Tate, que Tarantino realmente no explica. Las razones de mi amigo, sí, son buenas. Pero disfruté cada minuto.
***
Se ha acusado a esta película de misógina. Dudo mucho que lo sea. Los remito a las reflexiones que le dedica justamente la insuperable Fernanda Solórzano en “Cine aparte” (letraslibres.com).
@juliopatan09