En una visión agregada podríamos decir que la lucha por la nación se hace más evidente en este año 2023, preparatorio para la elección más grande que haya tenido México que tendrá lugar en el año 2024, la cual se centra entre dos tendencias políticas. Una que es representada por la alianza opositora, sumatoria de diferentes ideologías aparentemente irreconciliables, que generan una resultante de derecha, impulsadas por la oligarquía local y extranjera (que cambia su nombre al telenovelesco de Fuerza y Corazón por México), en contra de Morena y sus aliados
Y aunque se han radicalizado las posiciones políticas, la oposición al ver difícil la presidencia tienen un plan B, es impedir a toda costa que Morena logre la mayoría calificada en el Congreso para que continúe la parálisis legislativa.
La alianza opositora no ha dado a conocer su proyecto de país, pero ya lo conocemos: es el modelo neoliberal al estilo del argentino ultraderechista Milei, dentro de la ortodoxia videlista- pinochetista.
Xóchitl Gálvez dice que ella es candidata de los que quieren dejar de ser pobres, tal vez como Claudio X González, pero no dice ni cómo, ni cuándo, ni con qué.
La crítica a la cuarta transformación es que “se olvida de las clases medias”, lo cual es falso, pues al construir universidades y buscar que ningún joven se quede sin estudios impulsa a la clase media, que son los técnicos y profesionistas, y al incrementar el salario mínimo salen de la pobreza amplios sectores de la población, y al pensionar a los adultos mayores permite que las familias reduzcan la carga económica que ejercía este segmento de la población.
También critican al presidente López Obrador porque ha llamado a las clases medias “aspiracionistas”, pero él dijo que hay un pequeño sector de la clase media que lo son porque el aspiracionismo conlleva una especial connotación: no son los pobres que aspiran a ser mejores, sino aquellos clasemedieros que se sienten de una clase superior, admiran a los ricos y denostan a los pobres como flojos, rateros y tontos, es pues, una forma despectiva de aspirar.
Resumiendo, el 2023 parecía muy complejo y los profetas del desastre pronosticaron una severa caída del PIB y devaluaciones, pero los resultados están a la vista: un peso fuerte y un crecimiento económico sostenido. Como decían, presidente que devalúa se devalúa, así que a la inversa: el presidente se revalúa, ese parece ser el caso.