Vivo en un país (parafraseo a mi compañero Carlos Puig cuando empieza algunas de sus columnas) en el que no sé a quién debo creerle. Y hoy me refiero al caso Tlatlaya. ¿A quién le creo? ¿A la PGR y a la CNDH que creen haber determinado que luego de un enfrentamiento ocurrido el 30 de junio de 2014 entre soldados y criminales bien armados de Guerreros Unidos algunos militares perpetraron una ejecución contra narcos ya sometidos y rendidos en una bodega de San Pedro Limón, Estado de México? ¿O al Poder Judicial que alega (una vez más) deficiencias en el debido proceso y arropa aquella versión de la Procuraduría de Justicia del Estado de México de que todo fue impoluto, sin modificar la escena del crimen y conforme a los protocolos de uso de la fuerza de los cuerpos de seguridad?
Adalid Ambriz Landa, magistrado del Sexto Tribunal Unitario del Segundo Circuito, con sede en Toluca, dejó libres a los últimos tres soldados que estaban presos por homicidio. Falló así: "(...) hasta este momento, las pruebas que obran en autos son insuficientes para acreditar que después del primer evento de disparos que duró aproximadamente ocho minutos sostenido en la primera versión de los hechos, haya existido un segundo evento en el que tres militares ingresaron a la bodega y privaron de la vida a vida a cadáver 1, cadáver 2, cadáver 3, cadáver 4, cadáver 5, cadáver 6, cadáver 7 y cadáver 8, en las circunstancias narradas por el Ministerio Público de la Federación..."
Insuficientes, infundadas e inatendibles las pruebas presentadas por la PGR, dijo su señoría.
Sé que quienes suelen estar involucrados con el crimen organizado mienten, así que entonces tampoco debería de creer esto que existe en el expediente de uno de tres testigos del caso que dicen más o menos lo mismo:
" (...) en ese momento comienzan a disparar los militares contra las personas que estaban formadas de lado izquierdo de la bodega, al mismo tiempo escuché más disparos del lado derecho de la bodega, se escuchaban quejidos, y lamentos (...) ya no se escuchaba ningún quejido... en ese momento dos militares llevan a los dos chavos hacia atrás del cuarto con el pretexto de tomarles la foto correspondiente, según ellos, y escuché disparos, regresó un militar pero sin las dos personas que se había llevado, en ese momento (...) fue cuando escuché más balazos (...) y fue cuando me di cuenta que los dos chavos, que estaban amarrados junto conmigo, ya estaban muertos..."
¿No debo creerle a la PGR, su averiguación previa y sus testigos? ¿Tampoco a las conclusiones de la CNDH? ¿Al juez de primera instancia sí y al magistrado del unitario que lo respaldó también? ¿Seguro? ¿También en el caso Ayotzinapa?
No sé a quién creerle. Ojalá que en mi país estos casos un día no sean asunto de fe, sino de expedientes sólidos. Ojalá...
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