Sería un error considerar que el arte es ajeno a la política, a la realidad social en la que unos viven y otros sobreviven. Como consecuencia de la acción humana, arte y política, política y arte se vinculan desde su intimidad más profunda hasta visibilizarse.
La danza, y en lo particular la danza contemporánea, así lo manifiesta en sus expresiones sobre el escenario, sea éste la superficie que sea. El 18 Festival de Danza Contemporánea de la Comarca Lagunera, que se desarrolla en distintas sedes de la Zona Metropolitana (del 13 al 20 de este mes), justo permite dimensionar esa relación arte-política. Un tema tan actual como la violencia contra la mujer, un tema extremadamente delicado que deseo no derive en un problema más grave de lo que ya es, fue ofrecido por las bailarinas.
La noche del jueves dio inicio en el siempre funcional Teatro Garibay. Ahí, Cuerpo Escena, agrupación con sede en Chihuahua, trazó un par de coreografías (“Musas 2020” y “Mulheres”), con las cuales, en minutos que se hicieron breves, hicieron saber su inconformidad por el trato que las mujeres reciben, de lo injusto e inexplicable que es su vida hoy en medio de las agresiones físicas, sexuales, laborales, domésticas… de sus familiares y cercanos.
Haber visto ambos trabajos, reflejan que la danza contemporánea, sus promotores, y más sus jóvenes intérpretes en cualquier parte de este México nuestro, respiran hondo los aires de la vida diaria. Hay un ideario y celebro que sus intérpretes hagan suya esta realidad, abandonando lo fácil que es caer en la tentación de algo ilusorio.
Los cuerpos, ¿y qué no son los cuerpos?, atendieron al pensamiento, a la idea de denunciar hasta estrujar el corazón. Caminaron, brincaron, se desplazaron como quisieron sobre la duela en señal de duelo, pero también de inconformidad viviente.
Creatividad, flexibilidad, gracia, expresión corporal que los asistentes aplaudimos, sensibilizados por las propuestas coreográficas de Ulises González Zárate (“Musas 2020”), y Vicente Silva (“Mulheres”), y la espléndida ejecución de Pamela Santiago, Minerva y Fabiola Allende, así como Jésica Villarreal. Bien, pues, por Jaime Hinojosa, único responsable de que la danza contemporánea permanezca en los escenarios laguneros, pese a muchos y a todo. Propongo que se lleve a cuanto espacio sea posible. Denuncia en la danza.