La política monetaria, las proyecciones y los pronósticos acerca de los principales indicadores económicos a escala global se han visto afectados y sin duda modificados hacia adelante. Los escenarios, en su mayoría, estaban elaborados pensando en una lenta recuperación y con bancos centrales muy blandos y buscando coadyuvar para salir de la tragedia desatada por la pandemia. En muchos casos los estímulos monetarios y programas de recompra de bonos continúan.
EU, Europa, Reino Unido y Japón destacan por ser grandes intervencionistas en los mercados. Lo que nadie vio venir es que todo lo anterior, aunado a los paquetes de ayuda y un rebote en los precios de las materias primas ante este “abrupto despertar” provocaría inflación y con ello el peor impuesto a la población, la pérdida del poder adquisitivo. Si pudiéramos resumir en una idea central la creación de los bancos centrales el común denominador sería que están para mantener el control de precios, para mantener baja la inflación. Estímulos monetarios, recompra de bonos y rebote en los precios después de un largo periodo de recesión hacían muy obvio que la inflación apareciera.
Lo que nadie vio es que llegaría tan rápido y tan alta. Veamos dos casos: EU, con la mayor cifra de hace 13 años y al doble del objetivo de 2%, y México, también al doble del objetivo de 3%; allá la inflación supera 4% y aquí 6%. La mala noticia es que los bancos no solo no deben continuar con las ayudas, si no que pueden subir el costo del dinero a través de la tasa de interés. Esto es endurecer la política monetaria. Al subir las tasas los mercados accionarios y los precios de los bonos se verán afectados. Pero la afectación más directa es al crédito y al financiamiento, que se encarece. La buena noticia es que esto puede ser transitorio, ya dijo Jerome Powell que estemos cerca del máximo y que poco a poco la inflación bajará de aquí en adelante.
En el caso de Banxico, el comunicado era de mayor preocupación y de un escenario de riesgo hacia adelante que en pocas palabras podía llevar pronto a subir la tasa una o dos veces en lugar de bajarla hacia 3%. Así, el año puede ver su tasa de referencia en 4.50 o 4.75% si la inflación no cede.
En Estados Unidos, por el lenguaje y la seguridad con la que Powell se expresa, de momento está descartado un aumento en la tasa de referencia que hoy se ubica en 0.25%. Lo que sí se deben cuestionar y de manera importante es si deben bajar o interrumpir las recompras. En nuestro vecino es impresionante ver cómo las ayudas por desempleo, los cheques otorgados por Joe Biden y Donald Trump y las condonaciones o quitas tienen en una zona de confort a millones de desempleados que no solo no buscan trabajo, si no que gastan y contribuyen a este nuevo problema. También será necesario analizar hasta qué punto continuar con estas ayudas que promueven la inactividad.
Esta será una semana crucial en ese país, ya que Biden estará cabildeando su plan de infraestructura, que excede los 4 trillones de dólares y que deberá ser financiado por un alza de impuestos a empresas y a personas que tienen ingresos muy altos. Medidas impopulares después del populismo fiscal que en su momento promovió la administración pasada.
En México el tipo de cambio se mantiene estable en gran medida por este diferencial de tasa que se mantiene amplio por las citadas razones. Este efecto temporal de poder comprar abajo de $19.90 me vuelve a parecer atractivo.
Estamos a 20 días de un evento muy relevante en nuestro país y que con independencia a la política, vería con muy buenos ojos un equilibrio o contrapeso en las fuerzas y partidos políticos. Las mayorías absolutas y la falta de contrapeso pueden en muchos casos ser peligrosas.
@juansmusi