El simposio de Jackson Hole, Wyoming, donde se reúnen anualmente banqueros centrales, tuvo su momento cumbre justo en el cierre, el pasado viernes, con la intervención del presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos, Jerome Powell. Lo más relevante de su discurso fue que habló, otra vez, de la posibilidad de bajar en septiembre la tasa de interés de referencia de 4.50 a 4.25 por ciento y, una vez más en el año de 4.25 a 4 por ciento. El mercado celebró la noticia con un alza muy importante, después de muchos días de bajas.
El banquero también habló de una nueva tasa neutral, que puede ubicarse en no mucho tiempo en 2.50 por ciento. Es decir, una tasa de equilibrio, con pleno empleo y la inflación en su rango objetivo, de tal forma que pueda ubicarse en ese en ese nivel por un periodo prolongado.
Al final, Jerome Powell hizo lo que se espera de un banco central en la comunicación a los inversionistas: dio claridad y certeza. Ahora bien, para que lo anterior se materialice, de aquí al 17 de septiembre, la inflación no debe salir de una trayectoria de baja, y la política arancelaria debe tener un impacto limitado.
Lo anterior le da espacio a Banco de México también para continuar con su programa de bajas; ahora incluso con la posibilidad de que el ajuste pueda ser de 0.50 por ciento en la reunión del 25 de septiembre y terminar el año en 7 por ciento. Así lo expresó Banxico en sus minutas, y mencionó que además de lo que pueda hacer la Fed, se puede aprovechar la estabilidad cambiaria, producto de la debilidad del dólar.
Esta semana también será muy interesante en materia de reportes corporativos, ya que se espera que mañana reporte Nvidia. Se prevé, como en los últimos, un gran resultado de esta empresa que fabrica chips o semiconductores vinculados a la inteligencia artificial.
En materia geopolítica, todavía no hay nada concreto para que los diversos conflictos bélicos mejoren o cesen a pesar de recientes pláticas y reuniones.
