Es increíble ver cómo todo lo que acontece en el ámbito económico, político y social al final tiene injerencia en los mercados financieros; entre más maduros y fuertes son éstos, resisten con mayor fuerza los choques externos, así como entre más desarrollados son, menos permean los eventos sociales y políticos; sin embargo, ante hechos relevantes, por más maduros y robustos que sean, su comportamiento se ve afectado para bien o para mal. Con esto quiero hacer referencia a los recientes eventos electorales en la República mexicana, donde si bien es cierto que los resultados son tristes, favorecen la certidumbre, la inversión y la tranquilidad de los inversionistas. Triste, porque no gana el mejor, gana el que conocemos y quien lo ha hecho muy mal, pero triunfa ante la amenaza de que llegue un populismo y una demagogia que sí nos puede poner peor. Quiero pensar que gran parte de la derrota de ese populismo tiene que ver con errores graves que se cometen en campaña, en los que con tal de vender se dicen tonterías; me refiero concretamente a la intención de una candidata de cancelar la construcción del aeropuerto de la Ciudad de México —mismo que se construye en el Estado de México— como eje de su campaña. Dicho populismo nada más habla de la cantidad de dinero que se va a invertir en ese aeropuerto, de los beneficios que va a otorgar a la iniciativa privada en colusión con las autoridades, pero no expone todas las ventajas ni la imperativa necesidad de tener un aeropuerto con mayor capacidad. La más importante obra de este sexenio no puede ser mala para el país, la derrama de dinero, la creación de empleos, la mejor infraestructura y la cadena de beneficios que traerá a largo plazo es indudable; cuántos empleos más vamos a generar, cuántas operaciones aéreas más podremos soportar, y por ende, cuánto turismo más podremos ingresar; de eso no habla el populismo, ¡no le conviene!
Ojalá y esa experiencia electoral, como examen previo a la elección presidencial, sirva para reflexionar qué se debe y qué no se debe hacer, que los partidos y personas que los dirigen tengan la humildad para escoger mejor a sus candidatos, y de la misma forma reconocer que si no se va a ganar, es mejor unirse que dividir; en los estados donde ganaron los de siempre, en gran medida la culpa es de aquellos que no tuvieron la visión de unir fuerzas para así derrocar gobiernos estatales dictatoriales, donde no ha habido alternancia.
A pesar de todo lo dicho, los mercados reaccionaron favorablemente y el peso transita hoy por su mejor momento desde hace nueve meses.
@juansmusi
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