Cultura

Procrastinando

  • La vida inútil
  • Procrastinando
  • Juan Miguel Portillo

Tienes trabajo que hacer, te inquieta una cotización que debiste entregar ayer. No pudiste empezarla siquiera porque, entre otras ocupaciones, recibiste varias llamadas. Aunque, a decir verdad, la mayoría las hiciste tú y no eran tan apremiantes, excepto ésa que le dedicaste a tu tía Clara por su cumpleaños. Ella no perdona que no le llames en sus cada vez más contados aniversarios, y como padece verborrea crónica y tú no haces malos quesos, repasaron todas las novedades desde la última llamada de felicitación.

Pero hoy tomaste la inquebrantable decisión. A las nueve de la mañana estás frente a la computadora y te pones manos a la obra. En ese momento adviertes que te falta algo esencial para iniciar labores: un cafecito. Vas a prepararlo y mientras está listo consultas el Facebook en tu teléfono, aprovechas para ver cómo va la cuenta de likes en la selfie de ayer. Ya suman 21. Aprovechas para responder un par de mensajes. Te percatas que el café está listo desde hace 20 minutos y te sirves una humeante taza.

Ahora sí, todo listo. ¡Beep!, tu compu te avisa que llegó un correo electrónico, abres tu cuenta y ves varios mensajes. La mayoría es basura, pero como hasta en la basura hay cosas que se pueden rescatar, surge en ti el pepenador que todos llevamos dentro; hay un anuncio de una venta nocturna, el descuento del 40% en ropa te parece atractivo y das click en el mensaje, se abre tu navegador y te lleva a la tienda en línea. Haces una comprita por no dejar. Una hora después regresas a tu quehacer.

Te quedas viendo la pantalla como suplicando a las musas que vengan en tu auxilio, el único que viene es un mensajero que trae una foto multa. Del coraje sientes hambre, haces un sandwich, aprovechas para poner un poco de orden en la cocina y regresas.

¡Eureka!, por fin viene a tu mente la primera línea de tu informe: “25 de abril de 2017”. Eso te hace recordar que hoy debes pagar la tarjeta de crédito. Para no tener la angustia y poder trabajar con concentración, vas al banco, haces una larga fila, ves que los likes a tu selfie ya son 40, realizas el pago y de regreso a casa platicas un momento con el vecino, vuelves al documento y la fecha sigue siendo lo único escrito. Decides descansar porque el trabajo te ha agobiado, te sientas a la tele para despejar la mente y ves todo un capítulo de Friends, vuelves a la compu, el reloj dice que es tiempo de comer. Te preparas algo siguiendo el principio de “ya comido pienso mejor”. Después viene la siesta, remedio infalible para recuperar fuerzas en un día agotador, y al despertar debes correr a la junta de trabajo donde tienes que presentar la cotización… que no has hecho. Llamas para cancelar tu junta y piensas que mañana será un mejor día para hacer el escrito. Por lo menos hoy te queda la satisfacción de que tu selfie llegó a los 55 likes. Fin de la historia.

La narración anterior intenta describir la acción de procrastinar, entendida en forma sencilla como: postergar situaciones o responsabilidades, y hacer en su lugar actividades menos importantes.

Posponer, diferir, retrasar, son palabras similares a procrastinar, pero si aludimos, no al significado, sino a los motivos que nos llevan a procrastinar, sería más atinado decir evadir, dar largas, dejar para después, fingir demencia y, para que nos entendamos, hacerse güey.

Por extraño que parezca, los antiguos Romanos, amos y señores de la guerra, las artes y la política, también procrastinaban, tanto que fueron ellos quienes crearon en latín el término procrastinare (pro- hacia y cras- mañana). Como vemos, la procrastinación es parte de nuestras debilidades más añejas. Compañera de conquistas y calamidades.

La razón de la procrastinación está en la incomodidad o ansiedad que nos produce alguna actividad, por lo que, consciente o inconscientemente la posponemos -para seguir honrando al latín- ad infinitum. El tamaño de la apatía y estrés que nos produce la acción es proporcional al armamento de excusas que emplearemos para evadirnos. Lo paradójico es que aplazar dicha actividad acaba produciéndonos más ansiedad que la que queremos evitar.

Algunas de las actividades postergadas son imperiosas, otras no tanto, pero al final todas las tendremos que realizar sin remedio. De ahí que, en muchos casos, procrastinar puede entenderse como querer evitar lo inevitable.

Debo confesar que yo me veo cara a cara con la procrastinación con cierta frecuencia. No estoy de acuerdo con la filosofía que postula: “¿por qué hacer mañana lo que se puede hacer pasado mañana?”, sin embargo postergo. Tal vez lo hago porque de esa manera se genera una especie de fuerza interna, producto de la emergencia, que me hace ponerme en movimiento.

Decía mi mamá que en comer y rascar todo es empezar, y es muy cierto también en este tema. El primer paso es la parte más difícil de cualquier caminata, pero una vez en marcha, los pies adquieren vida propia. Es recomendable establecer un ritual de arranque agradable. Si tu trabajo es de escritorio, una buena dotación de café y música ligera podría generar buen ambiente para trabajar.

Es muy importante, además, tener una recompensa. Esta gratificación puede ser una golosina, una buena película, una rica cena, algo que te puedes comprar o, por qué no, un rato a solas con tu pareja. O con quién tengas a la mano.

Y respecto a las distracciones, en este juego Facebook yTwitter tendrán que esperar en la banca aunque siempre figuren de delanteros. No sé por qué me salió tan futbolística esta línea si el futbol ni me viene ni me va.

Estas reflexiones no pretenden ser, ni de lejos, un ensayo sobre el tema. Para quien quiera profundizar en la materia, comparto algunos enlaces que a este servidor le han ayudado, no a erradicar el problema de la procrastinación, sino a adquirir los conocimientos más vanguardistas para algún día llegar a ser un verdadero procrastinador, informado y profesional.


Enlaces sugeridos.

http://blogs.elpais.com/ayuda-al-estudiante/2013/03/10-formas-de-luchar-contra-la-procrastinacion.html

http://www.letraslibres.com/revista/convivio/procrastinar-0

http://www.bakadesuyo.com/2015/01/how-to-stop-procrastinating/

@jmportillo

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