Intranquilidad en nuestras ciudades por violencias. La violencia está en el seno mismo de las estructuras injustas –desigual oportunidades entre grupos y clases. Palabra presidencial que miente, divide, alimenta ira. Viejos y nuevos problemas se agudizan. Dejan cicatrices en cuerpo y alma de personas y sociedades. Marcas negras difíciles de borrar. Esto exige presencia y esfuerzo solidario de todos los miembros de cada comunidad. La conciencia que las personas tienen de su derecho a vivir sin angustias ni enojos, y no solo ser escuchado, sino a colaborar en soluciones y a participar de forma efectiva en las decisiones que les afectan, debe ser también conciencia de que su derecho sólo puede ser realizado si aumentan su esfuerzo y responsabilidad personales. Es urgente cambiar, en serio, las estructuras políticas, económicas y sociales hacia modelos más justos y humanos, que distribuyan los beneficios que representan los bienes materiales, la justicia y la cultura; empezando en el municipio, en barrios y colonias, escuela, deportivo o trabajo. Reto es hacer de instituciones y estructuras medios eficaces para la realización de los proyectos lícitos que se proponga cada quien. Ello requiere pueblo que decida abrir puertas a la participación personal en las decisiones comunes que afectan el destino de todos; y rechazar masa: indiferencias, egoísmos ola irresponsabilidad individualista de quienes se eximen de toda obligación para con la sociedad en que viven(o evitar la absorción totalitaria de la persona por régimen colectivista, como la Nicaragua del domingo en farsa electoral: toda la oposición en la cárcel). La opción es la participación responsable de personas en la convivencia, en la organización gubernamental y en las instituciones-que AMLO harto desprecia-,a fin de lograr paz y progreso.
Solo la solidaridad traducida en actos reales y positivos de cooperación humana, puede realizar los cambios que hacen fecunda la participación común en todos los aspectos de la vida social, actividad socioeconómica, instituciones educativas, acción política. Y base de cualquier estructuración justa es el esfuerzo educativo, incluyendo el musical, que equilibre las especializaciones con la cultura general, las humanidades y las ciencias y técnicas, los valores morales y jurídicos y los procedimientos eficaces, la búsqueda de un razonable ingreso económico, el gozo de las artes y el servicio a los demás.
Y con la solidaridad también la subsidiaridad: Quien más sabe, puede o tiene, que vea y comparta a quien menos sabe, puede o tiene; como se hace desde familias y debemos extender más allá, aunque AMLO no quiera: recién dijo que “la filantropía solo le toca al gobierno”. Amigos con conciencia, y en solidaridad de conciencias, ante niñas, niños y jóvenes con riesgos o amenazas actuales o posibles, decidimos cultivar el espacio escolar musical abierto por Guillermo Silva con la Orquesta Infantil y Juvenil de Irapuato. Buscamos prever sufrimientos causados por otros, ante lo cual nadie se debe resignar; y prevenir y evitar agresiones que dan nota roja nacional y marcan el nombre de nuestra ciudad. Acompañaremos al Conservatorio de Música a fin de “contribuir al desarrollo integral de personas por la enseñanza musical que les realice su vocación y profesionalización”. Mujeres y hombres que amamos nuestra ciudad, y la música, germinamos un patronato para que el Conservatorio sea opción vocacional, logre su misión y enaltezca nuestra ciudad. Nadie viene a obtener, sino a aportar bienes para nuestra comunidad. La ciudad tiene la realidad y la calidad que entre todos queramos darle. El 4 de noviembre nos presentamos ante alcaldesa y regidores. Expuse que con nuestra orquesta contribuiremos “a que se hable de cosas buenas también”, a recuperar la “marca Irapuato”: sociedad tranquila, hospitalaria, incluyente, emprendedora, ubicada, comunicada, templada, y capaz de restañar heridas. La alcaldesa tejió respuesta con ejes de su gobierno para construir paz. Hagamos cada quien lo que nos toca.
Juan Miguel Alcántara