Luis Echeverría cumplió 100 años este mes. Secretario de gobernación de Díaz Ordaz, y con los generales García Barragán y Gutiérrez Oropeza, responsables de la matanza del 68. El aparato del Estado lo hizo presidente. Televisa, radiodifusoras, periódicos –el Excelsior, de Julio Scherer- solo de él difundieron notas. Por su parte, el PAN eligió a Efraín González Morfin candidato, frente a Rosas Magallón, en Convención Nacional (asistí de 14 años, nov. 1969);la revista La Nación le difundió. Comparé perfiles y propuestas. La echeverrista de “Arriba y adelante”, adormiló masas y engañó a ilusos (Carlos Fuentes, vgr.). La de Efraín, del “Cambio Democrático de Estructuras”, lo hizo el “Candidato de la Juventud”, entre universitarios, apeló al deber cívico. El estilo personal de gobernar de LEA, una tragedia: Inició con matanza del 10 de junio de 1971, Jueves de Corpus, por grupo de “halcones”, creado en 1969 (A. Cuarón lo recrea en la película “Roma”). Estudiantes radicalizados formaron grupos guerrilleros que secuestraron, o el que asesinó al empresario Eugenio Garza Sada (los alaba embajador de Amlo en Panamá). Su secretario de Sedena, el Gral. H. Cuenca, arrasó poblaciones contra guerrilla, en Guerrero; lo hizo candidato a gobernador de BC. Además, de verborrea incontenible, mentiroso; de prevalencia “cardenista” sobre las ciencias. Provocador. Robó kms de playas de BCS y Q. Roo. Quiso reelegirse. Resultados: Inflación: 27% anual; dólar de $12.50 a $22.00 (devaluación de 76%). Deuda interna multiplicada por 3, y la externa por 6 (de $4.2 a $24.6 mil millones de dólares). Los más pobres más empobrecidos y aturdidos. Sus consecuencias y del sucesor-otro López, de la “Docena trágica”-duraron medio siglo. Ese régimen es el que añora Amlo.
El proyecto de país que difundió Efraín, “Cambio democrático de estructuras”, para la justicia en la libertad; por la vía pacífica, no violenta; consideró la indignación del 68. Tuvo como referente la Doctrina Social Cristiana, de opción preferencial por los pobres, y desarrolló tesis del Humanismo Político (como la llamó su padre), o del “Solidarismo” como él prefería llamarlo. Las distinguió de las posiciones unilaterales: tanto individualistas (liberal, capitalista), como colectivistas (populista, marxista). Afirmó la interdependencia persona-sociedad (solidaridad-subsidiaridad) y superó visiones parciales de derecha y de izquierda, lasque necesitan algún centro. Difundió es primero cambiar las estructuras personales, la manera de pensar y de actuar de quienes no quieren aceptar las exigencias de la justicia, en el mundo del trabajo, en la justa distribución de riqueza, en la elección de autoridades, y en el ejercicio del poder. Porque el PAN nació, decía, como expresión de este cambio de mentalidad, exigiendo deber cívico, participación ciudadana-en un país de abstencionistas, alejados de la realidad, de oligarquías-. Y, luego, el cambio de las estructuras sociales, económicas, empresariales y políticas; de las instituciones que deben expresar un programa de servicio al pueblo de México. Incluía las de la empresa como comunidad de personas. El trabajo, actividad de personas, es superior al capital como cosa: “no es mercancía cotizable en el mercado, según oferta y demanda que determina el egoísmo”. Debe prevalecer la dignidad humana de trabajadores, enseñó.
Enrique Krauze (liberal, individualista) arrastra visibles prejuicios contra el PAN, y no quiere reconocerle esfuerzos de educación cívica, de crítica y disenso al régimen priista faccioso, particularmente al de Echeverría, al que derrotaron Efraín y el PAN, culturalmente. Solo reconoce como opositores, a Cosío Villegas, Julio Sherer y ad láteres, quienes hasta entonces vivieron del erario público, y tarde lo cuestionaron.
Volvió el populismo que hoy capta descontento gubernamental y desconfianza institucional. La respuesta no es un partido de derecha. Sí el deber cívico, y un partido humanista, incluyente, con visión ética y liderazgo de oposición eficaz. No falsa geometría obradorista, criminal hoy como ayer.
Juan Miguel Alcántara