Si no votaste por Andrés Manuel López Obrador ¡Viva Andrés Manuel I! ¡Viva! Es momento que te empiecen a preocupar los signos vitales de la economía mexicana. Seguramente la retórica de Morena nunca te convenció y probablemente sientes que tienes algo que perder si la economía entra en crisis. Un empleo, un negocio, ahorros, inmuebles. Si no crees que hay razón para preocuparse y piensas que este sexenio es igual que cualquier otro es porque sientes que no tienes nada que perder. Cualquiera que sea tu caso no se te olvide que el momento de prevenir y cambiar el rumbo macroeconómico es en las elecciones; ahorita solo hay que buscar dónde pasar la tormenta.
Todos queremos saber si habrá crisis, cuándo empezará y qué tan fuerte será. Nadie sabe con seguridad. Los pronósticos económicos se leen en posibilidades, no en certezas. Por ahora las señales de humo definitivamente indican que hay incendios: la caída de empleos formales en forma de disminución de registros en el IMSS, las altas tasas de interés cuando el resto del mundo las está bajando y el retiro de inversiones.
Para el observador casual que ve el desarrollo urbano de las ciudades en México y el crecimiento del consumo de los mexicanos acaudalados que describí hace unas semanas aquí (https://tinyurl.com/y3qfljmf), pueden parecer irrelevantes los índices macroeconómicos de la aún nueva administración. Después de todo, los rascacielos no han dejado de subir, los restaurantes de abrir, carros nuevos de rodar y tarjetas de crédito de financiar.
Hay muchas razones por las que el consumo, en particular, el consumo de lujo no es un buen indicador de la salud de la economía mexicana.
Los ricos no van a dejar de estrenar automóvil, comer fuera o salir de compras el fin de semana por una variación en sus ingresos, simplemente tienen suficiente solvencia económica para que ganar menos no signifique un cambio en su estilo de vida. Más importante, las inversiones institucionales no dejarán de caminar inmediatamente. Sería de esperarse una disminución gradual, algunas grandes fuentes de empleo que cerraran con el paso de los años y una devaluación eventual.
La realidad es que los incendios están sucediendo aún más rápido de lo que los críticos del plantel electo esperaban. Aun así, los inversionistas institucionales tienen compromisos de capital que cumplirán en los años por venir. La pérdida de confianza institucional en el sistema no se verá hasta dentro de años, habrá que ver bajo qué ambiente económico entonces.
¿Qué nos queda ahora? El resto del mundo continúa la expansión económica que ya cumple una década y las ineficiencias de México nos tienen en una recesión innecesaria. En otras palabras, estamos cavando un hoyo cuando es momento de escalar la montaña.
El ambiente empresarial en México es negativo, las tasas de interés están muy por encima de las del resto del mundo y la desconfianza que ha generado el alza del crimen y la cancelación de presupuestos federales dejan un panorama inapetente para inversionistas y aunque el presidente crea que deban sacrificarse por México, son capitalistas, no mártires. Los incendios apenas han empezado y si tienen algo que valoran, es momento de salvaguardarlo.