¿Cuál es la verdad que debe prevalecer en el caso Tlatlaya? ¿La de los soldados? ¿La de los 22 muertos? ¿La de las familias de los muertos? ¿La de las ONG como el Centro Pro? ¿La del gobierno, que permite la victimización de delincuentes?
Los soldados ya presentaron su verdad y hasta este momento, jurídicamente, no hay forma de que la autoridad determine la culpabilidad de los ocho elementos que participaron esa madrugada. Es más, hubiera sido mucho más expedita la ley —en contra o a favor de ellos— si hubiese sido un tribunal militar quien los juzgara. De no encontrar elementos para lo anterior, van a tener que dejarlos libres y en ese momento ojalá que les den categoría de víctimas, tanto a los soldados como a las familias de ellos.
La única verdad de los 22 muertos es que todos eran delincuentes. Pertenecían a una organización criminal que hasta la fecha mantiene en constante acecho al pueblo “bueno” de municipios como Tlatlaya, San Pedro Limón, Cutzamala de Pinzón y otros. Otra verdad es que ninguno era de ahí y por lo mismo, ahí, nadie les llora.
Cualquier delincuente que se enfrenta a balazos con las fuerzas armadas corre el riesgo de que lo maten.
La triste verdad de las familias de los delincuentes muertos es que, ahora sí, tanto las ONG como el gobierno los han convertido en víctimas. En primer lugar porque se asegura que se les indemnizó cuando en la realidad no han recibido un peso; en segundo lugar porque la delincuencia los va a perseguir para quitarles el supuesto dinero recibido.
Nadie se ha presentado a reclamar la indemnización, es decir, no hay a quién indemnizar.
La única verdad de las ONG es que Tlatlaya, Ayotzinapa y otros más se convierten en el combustible que los mueve, porque de apoyar a las víctimas nada. Antier, el Centro Pro presentó a la mamá de Erika, la joven mujer que murió cuando enfrentaba a balazos a los soldados esa madrugada. No tienen idea del daño que le han causado.
La realidad para los mexicanos es que siguen siendo el Ejército, la Marina Armada y la Fuerza Aérea las instituciones con mayor nivel de confianza.
La realidad para los mexicanos es que sin los soldados de tierra, mar y aire, no existirían las condiciones mínimas indispensables para salir por las mañanas de nuestras casas.
La realidad para los militares en este país es que tendrán que seguir aguantando las miserias de quienes lucran con la miseria.
@elibarrol