El que era último le ganó al primero. Esta osadía huele a novedad especial porque no es usual.
Tijuana que ganaba tres a cero, en su propia casa, terminó perdiendo contra Atlas, lo cual también puede pertenecer a algo insólito, al menos poco común.
La nota del torneo se la asignamos al Santos aunque el certamen aún no concluya porque el sentido común señala que la distancia entre el puntero y el que era el último, era enorme en muchas cosas.
Mérito especial del Santos que fue capaz de romper con todos los presagios, los posibles pronósticos se rompieron pero sobre todo, superó a sus propios estigmas.
Probablemente James lo entusiasmó todavía más y supo aprovechar las ventajas que le estaba dando el juego.
¿Qué se gana con este triunfo? Buen ánimo, confianza y adrenalina para seguir adelante.
Aspirar a más se antoja muy complicado por el tráfico que hay pues otros también pretenden superar su situación.
Pero mientras no acontezca algo digno de considerarse, este Santos que venció al puntero ya es digno de un diferente reconocimiento. Le faltaba algo distinto al equipo lagunero; algo que provocara el señalamiento positivo de todo el país.
Las notas nacionales fueron de excepción en favor de los laguneros.
Voltear a ver hoy al Santos por su victoria ante León es un premio diferente que si bien no se merecía hasta antes del evento, ahora cobra nueva vida. Es necesario reconocer los distintos pasos que cada equipo da.
El mérito de la gente de Fernando Ortiz es que se tomaron la molestia de realizar lo que nadie había hecho: ganarle al líder del torneo.
Haya sido como haya sido, Santos que era el colero, le ganó al puntero. Es la nota nacional del torneo.