Extraña la declaración del Director Técnico del Santos donde especifica y subraya que las exigencias para el equipo son para el próximo torneo.
¿Cómo entender esto?
Su expresión no está sacada de contexto ni tampoco se mal interpreta.
Así lo dijo.
Se le comprende que desde que llegó a Santos no le han traído jugadores que realmente valgan la pena en el contexto nacional.
También se le comprende que no empezó su anhelada pretemporada con plantel completo.
Poco a poco han completado el equipo en número no necesariamente en calidad.
Ahí radica la clave y por eso que la exigencia debe ser hasta el próximo torneo.
¿Entonces en dónde está la aportación del entrenador para modificar las actuaciones y los resultados? ¿O ya tiró la toalla?
Su responsabilidad fue aceptada por la organización desde antes de pisar suelo lagunero. Su realidad ha sido otra por más ímpetu que intente mostrar.
Con su postura debilita la supuesta jerarquía que ostenta porque se está despidiendo del actual torneo que apenas cumple con cuatro partidos y sólo ha hecho un mísero punto.
Su postura es un insulto a la empresa, a los jugadores, a la afición y a la prensa local. “Nos vemos en marzo próximo, si es que llega”.
Muy desubicado ha estado Ignacio Ambriz; se cree sus palabras y considera que porque él lo dice por eso es cierto y aceptado.
No se ha dado cuenta a dónde llegó, dónde está parado y cuál es su responsabilidad.
Parece que desea huir.