Si Tijuana fue capaz de vencer a los Rayados en el estadio del Cerro de la Silla, siendo la sorpresa del torneo, si eso aconteció, podemos imaginar que Santos sea capaz de superar al Toluca en su infierno.
Las grandes sorpresas no son comunes y menos de una jornada a otra.
Suponer que los laguneros puedan vencer a los “diablos” entra más en el campo de lo inconcebible, de lo irracional, en lo atrevido y hasta en lo nefasto pero no lo podemos evadir por aquello de las novedades y sorpresas.
No se vislumbra por ningún lado el lugar o momento de ver que los rojos puedan sucumbir.
La diferencia de puntos, de las conductas, de las individualidades y del plantel entre un equipo y el otro no son cuantificables.
Ni modo; y pensar que fue el duelo del último campeonato del Santos y sucedió en el infierno.
Si admitimos que la derrota está en el texto del partido, al menos pudiéramos pensar que los verdes no sean tratados tan mal como la lógica indica.
Esto no sirve de consuelo pero al menos se asienta porque lo que se suponga de mal entra en el campo de lo posible.
La presencia de diferentes entrenadores en Santos no modificó nada, reafirmando que siempre el plantel está por encima del entrenador, para bien o para mal.
Lo que se les pueda ocurrir será milagroso porque no existe posibilidad lógica para diseñar algo que detenga el fuego en el infierno.
¿Esto es pesimismo? No; es anticipar lo que la gran lógica indica sin fomentar ideas que se distraigan de una cruel realidad.
Santos deberá sufrir mucho en el infierno.