No hay un solo político al que no le preocupe la educación, al menos eso es lo que dejan ver en sus campañas. No hay mejor tema para que los candidatos, de todos los colores, ejerciten su demagogia que el de la educación. La escuela es un sitio esencial, quizá sea, después de la casa familiar, el lugar más importante en la vida de un ser humano. Ahí el ciudadano conocerá algunas de las personas que lo acompañarán por el resto de sus días y; si tiene suerte, en esos salones, encontrará también el propósito para el cual vino al mundo, es decir, su vocación.
Creo conocer la escuela pública de nuestro país. La he padecido, primero como alumno; después, como padre de dos muchachos rebeldes y; finalmente, como profesor en instituciones de diversa ralea. En todas ellas he tenido buenas y malas experiencias. De hecho, actualmente imparto clases en una institución pública, que atraviesa por una severa crisis, misma que trataré en otro artículo, si el pueblo/dios me da licencia.
No voy a opinar sobre eso que llaman “política educativa” porque no soy especialista; sin embargo, hay algunos problemas que al ser tan evidentes se encuentran a la vista del que quiera verlos.
El más notorio, creo, es el deterioro en que se encuentran las instalaciones en la gran mayoría de las escuelas, en algunos lugares, los centros educativos no cuentan con agua corriente ni instalaciones sanitarias, en algunos casos los salones tienen pisos de tierra.
Otro problema grave es la saturación de los salones de clase en la mayoría de las instituciones. No hace falta ser un Vasconcelos para saber que un salón con demasiados estudiantes dificulta que se le pueda proporcionar a cada alumno la atención que merece.
Finalmente, me referiré a la precarización del trabajo docente. Solo este aspecto merecería un artículo, aunque por ahora sólo consignaré que esta precarización obliga al profesorado a buscar fuentes alternativas de ingreso para poder acceder a eso que llaman “una vida digna”, lo cual no es otra cosa que las tres comidas al día, una vivienda decente y un poco de sana diversión los fines de semana.
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