A mí no me engañan, la vasta experiencia que tengo dando seguimiento a conspiraciones me facultan para saber que ese que apareció el día de ayer, diciendo que sólo había tenido un desmayo, era un muñeco parlante o en todo caso un doble del Presidente.
Porque todos sabemos, gracias a las mismas fuentes confiables, que los presidentes tienen un doble, igual que los galanes de las películas.
Este doble, obvio, es exacto a ellos y, por lo mismo, los llaman dobles. Estos clones son muy útiles cuando los presidentes se cansan y deben aparecer en algún evento, entonces ponen al doble a trabajar, que para eso le pagan. Dicen que Felipe Calderón tenía un doble que era abstemio, pero al final del encargo, después de 6 años de estar suplantando al presidente, había desarrollado una fulminante cirrosis, al menos eso nos contó una fuente muy confiable.
Otra fuente, también bastante confiable, nos contó que a Vicente Fox no pudieron encontrarle un doble convincente, por lo que tuvieron que suplantarlo con dos enanos, uno subido en los hombros del otro. Al menos eso me dijeron las fuentes confiables que antes mencioné. Porque en este país todo mundo tiene acceso a eso que llaman fuentes confiables.
Alguien que, por algún azar, siempre está en esos recónditos lugares en el preciso momento en el que se toman las decisiones o suceden los graves acontecimientos, esos boquiflojos testigos privilegiados, de inmediato nos hacen llegar el chisme y la desnuda verdad de lo que, tras bambalinas, está sucediendo, con todos los detalles, sin escatimar.
Gracias a esas fuentes confiables que tiene un periodista, él mismo no muy confiable por cierto, nos enteramos que el presidente cayó de bruces, después de que se desvaneciera.
Los asistentes quedaron desconcertados, sin saber qué hacer. La fuente confiable aprovechó la confusión para tomarle el pulso al presidente porque, aparte de ser sumamente confiable, tiene vastos conocimientos médicos, gracias a los cuales, descubrió lo que es un secreto a voces.
El presidente está grave y fue trasladado de urgencia, dice la fuente confiable, que pudo colarse en el helicóptero que trasladó al presidente al hospital. Con esto que infiero que una buena fuente confiable debe ser una especie de eslabón perdido entre James Bond y Paty Chapoy.
Lo que no entiendo de esas fuentes confiables es el hecho de que jamás son descubiertas y pueden andar de indiscretos sin que les pase nada.
O sea que son confiables para nosotros y también para sus patrones, a los mismos que balconean impunemente. Sin embargo, hubo una época en que las fuentes confiables se citaban en los sótanos más oscuros, o en estacionamientos vacíos, en los que no era posible mirarles el rostro, ya que de ello dependía su vida.
Ahora las fuentes confiables se comunican por guasap o, incluso, llaman directamente por teléfono al insigne periodista y le cuentan todo, con el mismo desparpajo con que el conserje nos cuenta, uno a uno, los enredos que suceden en el condominio.
