A Alberto Juárez probo lector de Lorca y Novo.
Acto único
(Apartamento bonaerense de lujo. Los elegantes, señoras y caballeros, sonríen. Algunos con copa en mano brindan. Asimismo, comentan sobre la noche de gala que vivieron en el teatro. Uno que otro recuerda la magistral entrada del poeta al escenario con carta en mano. Otros, los más, la paloma blanca que sacó de su chistera. Todos están felices por el “recibo” quedarán al autor de aquella rota “zapaterita popular” que les conmovió tanto. La realidad y la fantasía se hacen visibles. Abren la puerta del lugar y entran los dos bardos vestidos de paisanos: uno de pulóver, el otro de overol).
anfitriona.—(Sonriente. Extendiendo su brazo. Se reclina). Pero qué portento tiene este señorito. Sea bienvenido a esta residencia de la palabra.
invitada uno.—Y qué le ha parecido el piano…
invitado dos.—¡Y que nos dice de la peña! ¡Le gustó el ambiente!
invitada tres.—Recita usted muy bien. ¿Conoce a Bertha Singerman?
invitado cuatro.—Ya nos dimos cuenta que cebó mate, eh. (Palmeando la espalda del recién llegado). Siéntase con la confianza de acompañarnos por estos días a cebar más. Lleve a su joven amigo.
(El Anfitrión no pierde oportunidad para colocarse con los bienhallados. Con puro en mano da órdenes para que su asistente tome la placa respectiva. Todos posan con la mejor sonrisa. Luego sobrevienen gritos y regalo de flores. Los parabienes no paran).
anfitrión.—(Cita al poeta en voz alta. Engola la voz). Respetable público, no, público solamente… (Hay risas ymurmullos). Amigos todos. Aquí lo tienen. Es… es una criatura poética: Federico García Lorca. (El poeta granadino hace un gesto de agradecimiento. El anfitrión pide silencio. Hace una mueca).
federico.—Mi amigo mexicano (abrazando a Salvador a quien le musita en voz queda al oído: Amor Novo) también poeta: Salvador Novo. (Se escucha un suspiro general de admiración. Alguien propone un brindis doble por la amistad. Los rodean másinvitados. Salvador está incómodo recuerda el anuncio de “un buen par de horas de sociedad hasta la saciedad).
invitada 15.—(Algo ebria). Sean bienvenidos a tomar un copetín. (Brinda con ellos que no tienen copa).
anfitrión.—(Discreto da la orden que retiren a aquella mujer. La servidumbre obedece).Federico, eh. Salvador. No saben cuánto nos alegra su visita por acá en esta noche pletórica, con algo de la aristocracia, es verdad, pero… nuestra sociedad… (Federico vuelve a musitar algo a Salvador con aire misterioso: —¡Vas a ver! (El poeta se planta frente a su aristocrático, ahora desconcentrado anfitrión).
federico.—¡Es imperdonable! ¡No nos dices que tu recibo ha de ser de etiqueta, como visten tus invitados! ¡Y aquí llegamos, Salvador como quiera, y yo con mono!, ¡para vernos ridículos entre todos estos elegantes! ¡Ah, no! ¡Eso no te lo perdono! ¡No lo tolero! ¡Vámonos! (Los dos poetas salen entre el asombro general. Ya en la calle le dice: —“¿Has visto qué fácil?”. (Ríe estruendosamente).
Telón.
Juan Carlos Porras