Cultura

Memoria del Día del lector

Me preguntan en el Atelier Monte León si leer es un desahogo. A botepronto respondo que es un clamor ya que al leer nadie nos toma el pelo. El desahogo es para los no lectores. De allí que necesitemos un quejódromo donde acudan a justificar sus acciones de su paso por la vida. Para ellos es fundamental arrojar lo innecesario para no caer en la confusión. Sus disquisiciones apelan siempre a que leer las cartas es mejor que leer una obra literaria que, casi siempre, está en un objeto cultural llamado libro.

Borges nos enseñó a desarrollar una imaginación elegante. Esto significa que la estimulación va de la mano con el acometimiento del escritor. Es decir, su texto “percibe la vida, de manera primordial, bajo la forma del arte” que conlleva a “la reflexión sobre la escritura y sobre todo la palabra impresa”. Por eso en este día tan simbólico, el del lector, conviene hacer una narración directa, que lleve, como hilo conductor, a uno como Alberto Juárez.

Nuestro dilecto amigo estuvo bajo la tutela de su abuela, quien, a cambio de unas monedas, le propuso aprender a descifrar aquellos signos con la ayuda de un Silabario. Así comenzó su gusto por las letras, pero también, dice, para reconocer el capitalismo. Esto lo llevó, de manera paulatina, a ser lector primordial de su abuela para luego entender que sería el guardián de la biblioteca que sus venerables ancestros habían construido para su goce.

Por eso bien acomoda para la ocasión leer en voz alta “El guardián de los libros” (1969) de Jorge Luis Borges poema donde alude a:

“Las secretas leyes eternas,

El concierto del orbe;

Esas cosas o su memoria están en los libros

Que custodio en la torre”.

Pues dicho custodio, formado entre la recta música y las rectas palabras, por su avatar en diversas bibliotecas de la Universidad de Guanajuato, UG como buen letrado, reconoció algunas otras como la Nacional de París y la Nacional de México, forma parte de un selecto grupo, tal vez los últimos, en reconocer, porque no decirlo, entre “las ambigüedades y simetrías características de las ficciones borgianas, presididas siempre por los arquetipos de la memoria, el tiempo y la eternidad”.

No por nada, al abrir este horizonte, nos llena de regocijo reconocer la labor de un lector asiduo y en activo como Alberto que, bajo la luz del escepticismo, nos ayuda a ver la condición humana como hizo aquel primitivo Círculo de lectores de Borges (Guadalajara, 1924) borgistas o borgesistas, fundado por Juan José Arreola, Arturo Rivas Sáinz, Adalberto Navarro Sánchez, Antonio Alatorre y Juan Rulfo.


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Juan Carlos Porras
  • Juan Carlos Porras
  • Editor fundador de Grupo Ochocientos y actual director del Centro de Investigación y Estudios Literarios de León (CIEL-LEÓN).
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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