Gastarse casi 3 mil 800 millones de pesos en un ejercicio dizque democrático para revocar el mandato al titular del poder ejecutivo federal, es desde mi particular punto de vista un aberrante despropósito, de esas cosas que solo en México se dan.
El fondo de la reforma constitucional es bueno si se toma en cuenta que es un instrumento para que los ciudadanos saquen a un sátrapa del poder y vaya que los ha habido y los sigue habiendo, pero la forma como se ha definido su instrumentación hace muy poco posible que se ejecute de manera transparente y más bien parece un ejercicio del gobernante en turno para permanecer vigente y posicionado entre el electorado. En política, la forma es fondo, según dijo en su momento el ilustre político mexicano don Jesús Reyes Heroles.
El fondo en este caso no es precisamente el revocar el mandato a don Andrés Manuel sino ratificarlo y es aquí donde nos quieren vender gato por liebre ya que este instrumento se usará exactamente al revés. Esto siempre le ha gustado al Presidente porque seguramente usted recordará cuando, siendo jefe de gobierno de la CdMx se le quiso desaforar en tiempos de Fox allá por el 2005, lo que implicaba llevarlo a la cárcel por desacato y paradójico que quien pidió su desafuero reculó y quien era el desaforado quería su foto tras las rejas porque eso le daba excelentes dividendos políticos.
Hoy pasa algo similar, el Presidente quiere que voten por revocación y los opositores tratan de promover lo contrario. El ratón jugando con el gato, sabiendo que de este proceso saldrá más que favorecido con la ratificación de su mandato. El mundo al revés.
Antier inició formalmente la primera parte del proceso con la recolección de firmas; por ahí le buscarán los promotores.