Se ha dicho por el presidente que durante la ceremonia del Grito de Independencia fijará su postura sobre los desacuerdos en materia energética que Estados Unidos tiene con México y desde el palco de Palacio Nacional al más puro estilo de un héroe de la patria, se inmolará en el lábaro para arrojarse al Zócalo capitalino en defensa de nuestra trillada soberanía nacional.
Pareciera no querer darse cuenta que la soberanía hace muchos años que está comprometida cuando tenemos que importar el grueso de maíz, gasolina y otros combustibles, materias primas de la industria petroquímica, productos de consumo y bienes de capital seguidos de un largo etcétera, porque nuestro país es enormemente deficitario en esos y en otros muchos productos.
Pero políticamente esa postura reditúa para ocultar los no logros a lo largo de su administración que ya empezó el recorrido de su último tercio y que difícilmente enderezará la nave para llevarla a buen puerto cuando termine su administración, debido a que, los indicadores económicos nomás no se le dan, bien sea debido a factores externos o bien debido a decisiones mal tomadas en el marco interno, lo cierto es que en materia económica estamos más que reprobados.
Acaba de estar Antony Blinken en visita oficial y se han tratado temas de suma relevancia y parece ser que dentro de ellos está el de bajarle a su belicosidad y aparecer la noche del Grito como un corderillo manso y obediente. Hay temas muy relevantes como el litio y los semiconductores, de lo cual hablaremos con calma en futuras entregas, pero la escalofriante suma que Estados Unidos piensa invertir considerando a México como un socio importante, son verdaderamente espectaculares. Espero con cierto morbo ver a ese lobo disfrazado de cordero.