Hemos sabido desde siempre que en lo social Estados es una válvula de escape para México por cuanto a la emigración se refiere. Aquella frase de Don Porfirio en la que se apiadaba de México diciendo “Pobre de México, tan lejos de Dios y tan cerca de Estados Unidos”, hoy es una bendición esa cercanía, de otro modo no queremos ni imaginar las consecuencias en México.
Según el Consejo Nacional de Población (Conapo) los nacidos en México que viven en los Estados Unidos representan alrededor de 8.5 millones de personas, de los cuales cerca de tres millones son indocumentados. Si se incorporan en la contabilidad a los estadounidenses de origen mexicano (alrededor de 13 millones), es posible afirmar que en la vecina nación del norte se encuentran establecidos más de 21 millones de personas nacidas en México o en los Estados Unidos, que cuentan con estrechos vínculos consanguíneos con nuestro país. Ellos son los responsables de haber enviado más de 40,600 millones de dólares en 2020 a México.
¿Quiénes migran? Según Inegi casi el 50% de los migrantes son jóvenes entre 18 y 29 años de edad lo que significa que estamos en un sangrado permanente de nuestros jóvenes que lejos de parar sigue en aumento no solo de la población ilegal sino también la legal que subió del 56 al 71% entre 2014 y 2018.
¿Por qué se van? Esencialmente dice Inegi que el 54% busca trabajo (27% con permiso y otro tanto sin documentos).
Las remesas rompen récord año tras año y eso lo celebra el presidente en su último informe como un logro. Pensándolo bien, sí es un logro en su administración debido a las condiciones crecientes de pobreza que obligan a nuestros paisanos a irse de México que solo les ofrece miseria, inseguridad y abandono. ¡Primero los pobres!