A mediados de los años ochenta la voz de Jacobo Zabludovsky junto a los reflejos del televisor se colaba todas las noches por las rendijas de las puertas, los marcos de las ventanas y los pasillos de las casas.
Las noticias, como le llamaban los abuelos al programa “24 horas”, se encendían a las diez de la noche, no era un horario infantil, así que bajo las colchas, pero sin pegar el ojo, escuchábamos a Zabludovsky dar las noticias.
De todas ellas había una que repitió varias noches mucho tiempo o eso me pareció: “tablas”, decía el reporte, otra vez entre Karpov y Kasparov. Así que durante meses al escuchar la palabra “tablas” en voz de Jacobo Zabludovsky como introducción a la sección deportiva que ofrecía un jovencísimo Fernando Schwartz, saltábamos de la cama y pegábamos la oreja a la puerta para escuchar las noticias deportivas encabezadas por Valenzuela, Hugo Sánchez, un boxeador que se apellidaba Chávez, los marchistas Canto y González, el América de Reinoso y el boicot Olímpico; después, venía la rima de Tacho López Cuarzo rematada por la frase de Don Jacobo: “buena rima Tacho, buena rima” y se acababan las noticias, el día y a dormir.
Más allá de aquellas tablas, la batalla por los Campeonatos del Mundo entre los ajedrecistas formó parte del panorama político internacional hacia el final de la década convirtiendo al veterano Karpov en un defensor del régimen soviético y al joven Kasparov en un símbolo de la Perestroika.
Pasó el tiempo y pasaron también las noticias, Kasparov fue arrestado un par de ocasiones por manifestarse contra el presidente Vladimir Putin y Karpov fue el único que se acercó a prisión para visitarlo, pero las autoridades le negaron el ingreso: sospechaba que su rival podía ser torturado.
Desde su exilio estadunidense Kasparov continúa su partida y antier fue declarado “terrorista” por el gobierno de Putin. Estas son las últimas noticias: tablas.
