Enzo, nombre de futbolista sencillo, será un dorsal pequeño en una camiseta muy grande: esta semana el Chelsea convirtió a un jovencito de 22 años en el fichaje más caro de la Premier y el jugador mejor vendido en la historia del futbol argentino.
Para entender la magnitud del movimiento digamos que ni sumando las cartas de Di Stéfano, Maradona y Messi se reunió tanto dinero, y que en Inglaterra no se había pagado tanto ni por Bobby Moore y Bobby Charlton juntos.
La cifra de la operación, 121 millones de euros, no es tan importante como su costo emocional: la carta de Enzo Fernández es el documento más valioso en el mercado más grande de compraventa del futbol, su traspaso confirma lo que todo mundo sabe: los argentinos se venden muy bien y los ingleses compran muy caro.
En su breve carrera, el elegante mediocentro ha hecho ganar las fortunas más grandes de su vida a dos equipos. River Plate lo vendió en 15 millones al Benfica reservándose el 25% de su carta, y Benfica lo revendió en 71 millones al Chelsea que, pagando el porcentaje correspondiente de su ficha a River y los derechos de formación del futbolista, significan otros 50 millones de euros para los argentinos, completando así el monto total de la transacción.
Benfica y River, dos clubes vendedores y formadores, tienen asegurados los siguientes cinco años de su ciclo económico: observar, analizar, captar, formar, crecer, jugar, madurar, vender y volver a empezar.
Pasaron más de cien años para que estos clubes de reconocido linaje mercantil, pegaran un pelotazo como éste.
Fernández amortizó el costo de dos de las canteras más productivas del futbol. Y aquí viene la gran pregunta, ¿quién paga todo esto?, la respuesta es: el querido televidente inglés. Con una de las cuotas más elevadas de suscripción en el mundo, los abonados de Sky Sports, British Telecom y Amazon Prime permitieron a River y Benfica seguir su camino.
José Ramón Fernández Gutiérrez de Quevedo