Había una frase de Pierre de Coubertin que hace poco seguía repitiéndose como un mantra en diferentes espacios de la vida pública, decía: “Lo importante no es ganar, sino competir”. Lo que el Barón quería explicar es que el deporte era un manual para caminar con honor, entereza y valores por la vida. Pero al Barón lo corrigió el mismo deporte cuando se dieron cuenta que competir no era un gran negocio, donde estaba la fortuna, era en ganar.
Con el tiempo se acuñaron todo tipo de frases, modificadas a conveniencia o atribuidas a entrenadores legendarios como aquella de Lombardi que decía: “Ganar no lo es todo, es lo único”. Lombardi, un humanista, dejó una colección de frases y enseñanzas mucho más valiosas, pero la promoción del deporte como espectáculo decidió quedarse con esa, porque convenía a la narrativa del triunfo en el deporte como única razón de su existencia. Sucedió lo mismo con Luis Aragonés, otro sabio, cuya frase: “Ganar, ganar y ganar…”, no fue la mejor de todas las que nos heredó, pero a algunos les funcionó para reducir el futbol a su mínima expresión conveniente: éxito.
El futbol en cualquier país, fue evitando palabras que le parecían aburridas, antiguas y pesadas como la caballerosidad, la ejemplaridad, la honestidad y la cordialidad; hasta convertirse en una herramienta de penetración, depender de un sistema de poderes, defender un conjunto de intereses y cubrirse con un sinfín de capas que hoy nos impiden ver su bondadoso y verdadero origen: educar. Equipos, jugadores, entrenadores, directivos, medios, periodistas, patrocinadores y aficionados, debemos cambiar la narrativa del futbol. Es urgente que veamos en este juego los viejos valores que le dieron prestigio, orgullo y el cariño de tanta gente.
Estamos viviendo en una cultura del poder y del tener, por encima del querer y el compartir. Cada vez es más difícil creer que un niño puede ser guiado y aconsejado en su vida por un equipo de futbol.
Afortunadamente, todavía hay esperanza, siempre y cuando se insista incansablemente, en recuperar la formación y la salud como eje inspirador en todo modelo de gestión deportiva. Decía Menotti, otro maestro: el futuro del futbol está en su pasado.
José Ramón Fernández Gutiérrez de Quevedo