En poco tiempo Santiago Giménez obtuvo la confianza de seguidores, compañeros, entrenadores y dirigentes de su equipo; en menos tiempo se ganó el respeto de los rivales, los medios y de la Liga que le reconoce como una de las grandes estrellas del campeonato; y en mucho menos tiempo todavía, consiguió algo para lo que se necesitan varios años: entrar en la historia del segundo club más importante de la Eredivisie.
El Feyenoord debe estar haciendo un hueco en las vitrinas para este jugador. El partido de ayer en el Johan Cruyff Arena, suspendido por violencia en las tribunas minutos después de que con dos goles y una asistencia Giménez acabara con el Ajax en su casa, lo encumbran como el atacante más temible de Rotterdam y el jugador más temido en Ámsterdam; en tan solo unos meses, Giménez puso de cabeza el futbol de los Países Bajos.
Cuando un futbolista encuentra sus colores en la vida, es muy difícil separarlos. Pero, cosas del futbol también, mientras más histórico y querido se vuelve Giménez para el Feyenoord, más se aleja el futbolista de este tradicional equipo.
Su actuación en el campo del Ajax, determinante y poderosa, confirman que está hecho para jugar partidos grandes con equipos grandes y contra equipos grandes. ¿Qué tan grande será el equipo al que vaya después del Feyenoord? Es una respuesta que solo puede responderse viendo el tamaño del mercado y sintiendo la velocidad que lleva el tiempo: entre Inglaterra, España, Italia y Alemania hay varios clubes que se ajustan a la medida del actual Giménez: el mejor delantero de las tierras bajas apenas tiene 22 años.
A la oferta por su carta solo le faltaba un detalle: saber cómo se comporta el muchacho en situaciones límite, pues bien, Giménez ha demostrado que tiene personalidad para ser el protagonista de esas noches que el futbol europeo etiqueta como trascendentales: la de ayer en Ámsterdam fue una de ellas.