Cultura

Una vida escuchando música

  • A morir a los desiertos
  • Una vida escuchando música
  • José Manuel Vázquez Navarro

Bien a bien, creo que jamás podré explicar el porqué de mi afición por encontrar nuevas formas musicales, no lo sé. Con mi padre escuchaba rancheras y tríos; recuerdo con nostalgia que, en el camino de Lerdo a San Pedro, en el estéreo de la camioneta sonaba Eydie Gormé cantando boleros con “Los Panchos”, con ese acento gabacho tan peculiar.

A mi madre le gustaba la música que cantaba Lupita Palomera. Igual resuena en mi cabeza su interpretación de “Incertidumbre”, saliendo de las bocinas de aquella gran “consola”. 

A pesar de mi corta edad, me parecía una historia por demás complicada. Creo que desde entonces colecciono frases singulares (“matonas”, dicen mis estudiantes)… 

“Incertidumbre es el dolor del alma, Incertidumbre es el dolor de amar”.

Quizá, mi mayor influencia musical en la adolescencia, en la que reinó el rock, la música disco y las cumbias, fue uno de mis hermanos mayores, Oscar, quien escuchaba música folklórica latinoamericana y música clásica. Gracias a él, conocí música latinoamericana con “los Folkloristas”, Oscar Chávez, Silvio Rodríguez y Pablo Milanés; y claro, también a compositores clásicos desde Mozart a Stravinsky. 

Pienso en esto y veo a mi hermano tumbado en una de las camas de nuestra recámara en la casa familiar de Lerdo, tocando el Choros 1 de Heitor Villa-Lobos, que me encantaba escucharle.

Aun joven, tuve una etapa de “Grandes Bandas” y aprendí sobre la música de Glenn Miller, Artie Shaw y Louis Armstrong, que me llevó a conocer el Jazz viejo y contemporáneo y a adorar a las grandes voces de Ella Fitzgerald, Billie Holiday, Nina Simone, entre otras.

Ya profesionista me dio por el mundo de la ópera, le seguí con Bossa Nova y luego me dio por el cante hondo y aprecié el flamenco. Luego me enamoré del Tango, desde Gardel a Piazzola; me cautivó el lunfardo, el bandoneón y sobre todo el incremento en mi lista de frase singulares.

No lo puedo negar, entre mis círculos cercanos mis gustos musicales siempre fueron considerados “extraños”; pues mi gusto es demasiado ecléctico. 

 A la fecha, mis estudiantes se burlan de mi “playlist”, pues pude tocar “Thunderstruck” con AC-DC y continuar con el “Ave María” de Schubert, luego reventarse una cumbia de Tropicalísimo Apache para seguir con flamenco con Camarón de la Isla y deleitarse con “La mesa del Rincón” de los Tigres del Norte.

Gracias a este gran menú musical para degustar, mi alma se llena con esas armonías y he podido sobrevivir a los terribles tiempos musicales actuales. 

Sólo no me gustan por groseras y faltas de ideas la “música alterada” y el reguetón; tampoco me agradan las rondallas porque tocan en un mismo estilo musical, piezas que ya fueron éxito. 

Así, sigo disfrutando y redescubriendo ese enorme legado de voces y sonidos que a través del genio de compositores, músicos e intérpretes nos hacen la vida más llevadera.


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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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