La palabra “taco” tiene un origen incierto, es usado para designar a varios dispositivos de madera como el taco con el que se golpean las bolas de billar, el dispositivo de madera que se emplea para embutir la pólvora en un cañón, entre una decena más de acepciones.
Un diccionario gastronómico lo define como: antojito que se prepara con una tortilla de maíz o de harina de trigo, rellena con algún alimento y doblada o enrollada.
Se come solo o acompañado por alguna salsa.
Y claro, para México y buena parte del mundo, un taco es más que eso, uno de los bastiones de la gastronomía mexicana que en 2010 fue declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO.
Qué es la comida mexicana sin el taco, nada.
El vocablo es más que una tortilla enrollada, cuantas veces no decimos…” pásale, estás en tu casa ahorita nos echamos un taco”.
No andaremos tan perdidos en el léxico, el vocablo náhuatl “tlaqualli” indica plato, manjar, vianda, todo cuanto se come.
En los más de diez mil años de domesticación del maíz, a nuestros antepasados se les ocurrió hacer tortillas para tener esta forma tan práctica de comer los alimentos; dirían los sorprendidos extranjeros, los mexicanos tienen platos comestibles.
El taco en que está pensando cada uno de nosotros será diferente en cada parte de México y en diferente tiempo; pero si usted tiene la desgracia de leer esto desde el gabacho, quizá piense en las horribles tostadas dobladas que venden los gringos, nos apena su caso.
Un taco se hace con algo en una tortilla, aún recuerdo que antes en las tortillerías había un salero en el mostrador donde te despachaban para que pudieras disfrutar del democrático taco de sal con una tortilla recién salida; pero hay de especialidad: sudados, fritos, papadzules, acorazados, gobernador, al pastor, de canasta, placeros.
También se conocen por su relleno especial, de tripa, de lengua, cochinita pibil, de cazón, de barbacoa, de marlín ahumado, de carne asada, de suadero, de cuerito, de carnitas y una lista interminable.
En el mundo del taco hay cosas complicadas, como los defeños tacos de “nenepil” que se hacen de una mezcla del útero (nana) y estómago de cerdo (buche); o los mexiquenses tacos de “obispo” que se hacen con un embutido de estómago de cerdo relleno de sesos y vísceras.
Mi favorito, los tacos de sopa de fideo seco con limón; que por cierto de risa loca que un restaurant los vende elaborados por un chef a precio exorbitante.
Finalizo con una frase de taquería: un “te amo” es lo máximo, pero “vamos por unos tacos” es otro nivel.