Quizá ya hayamos escuchado que México es un país bendecido con una biodiversidad extraordinaria.
Podrá ser que nos parezca normal tener todo tipo de climas, ecosistemas y, por ende, plantas.
Pero, nuestra diversidad biológica es un prodigio, con 28,000 especies de plantas México es el quinto país con mayor diversidad vegetal del planeta.
Dentro de las especies vegetales, nuestro país ha aportado una buena cantidad de especies frutales al mundo.
Tunas, pitayas, mamey, guayaba, tejocote son frutos originarios de México.
Algunas frutas mexicanas son poco consumidas en nuestra región, como chicozapote, zapote, capulín, pitahaya, guanábana, chirimoya, nanche, entre otras.
Claro, al llegar los europeos a América inició un intercambio enorme de plantas que ya tenía siglos en el viejo continente: de Persia llegaron las granadas, de Asia el melón, de África la sandía, de Europa las fresas, del sudeste de Asia el plátano, de China las naranjas y de Sudamérica el maracuyá.
De igual manera, existen plantas que siguen llegando o haciéndose populares, como es el caso del liche (litche o lichi) fruta de un árbol tropical de nombre científico Litchi chinensis de la familia de las Sapindáceas, que llegó con los chinos hace más de cien años, pero se empezó a popularizar es los setenta y ya se produce en trece estados del país, ubicando más de cuatro mil hectáreas de producción comercial.
Esta fruta, ovoide-redondeada con una cáscara rugosa de un color rojo oscuro, que al retirarla descubrirá una pulpa consistente muy jugosa y dulce que envuelve una semilla ovalada de color café dura y lisa.
Tiene muy buen contenido de vitamina C, alto contenido de fibra y flavonoides antioxidantes.
Poder llegar a un mercado y conseguir frutas parece algo simple, pero es un gran lujo para otros países en los que la fruta es muy cara o difícil de conseguir por su ubicación geográfica o su reducida superficie.
En muchos países, un mango, una sandía o una piña es un artículo exótico y de lujo.
Poder tomar limonada, elaborada de limón fresco, también es un lujo en ciertas latitudes.
En las frutas encontramos vitaminas, minerales, antioxidantes, fibra, azúcares naturales, color, aromas y sabores únicos.
Incluya frutas en su dieta, en consumo directo o en agua de fruta fresca; prefiera las frutas de temporada, trate de consumir local.
Tomar refresco o agua de saborizante artificial es un pecado cuando las posibilidades son enormes en la fruta fresca.
Al consumir fruta fresca se apoya a los productores agrícolas y sus familias.
Buen provecho.